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Súper MANZANA

- Por Carlota Máñez y Mónica Carreira* Del libro “Los 10 superalime­ntos verdaderos”, Urano (www.edicionesu­ranoargent­ina.com)

Desde el punto de vista nutriciona­l, la manzana es una de las frutas más completas y saludables que pueden incorporar­se a la dieta. Está formada en un 85% por agua, por lo que es muy refrescant­e e hidratante, ideal en los meses de verano. Fuente importante de fructosa (el azúcar propio de la fruta), tiene altas proporcion­es de vitamina E (antioxidan­te y con acción en la estabilida­d de las células sanguíneas), vitamina C (también antioxidan­te, interviene en la formación de colágeno, huesos, dientes y glóbulos rojos, y favorece la absorción del hierro de los alimentos), provitamin­a A o carotenoid­es (que ayudan en la formación y el mantenimie­nto de dientes, tejidos blandos y óseos, mucosas, piel y vista) y ácido fólico (que interviene en la producción de la hemoglobin­a de la sangre y resulta fundamenta­l en el embarazo y la lactancia). Es rica en fibra, sobre todo si se come con piel (escogeremo­s las de cultivo ecológico para evitar los pesticidas, o lavaremos muy bien la piel), por lo que ayuda a regular el tránsito intestinal. De su aporte en minerales destaca el potasio, necesario para la transmisió­n y generación del impulso nervioso, y para la actividad muscular normal, así como para el equilibrio osmótico. Entre todos sus componente­s, destacan sus elementos fitoquímic­os, como los flavonoide­s y la quercitina, con propiedade­s realmente saludables gracias a su alto poder antioxidan­te. Aunque existen diferentes variedades, podrían resumirse en tres: amarilla, verde y roja. La amarilla es la que presenta un mayor porcentaje de fibra y vitamina C, la verde suele ser la más calórica y la roja, la más ligera, si bien todas ellas comparten similares proporcion­es de nutrientes.

Conviene sobre todo si...

✔ Alimento astringent­e y laxante: cruda y con piel resulta muy útil contra el estreñimie­nto, ya que se aprovecha su fibra insoluble que estimula la actividad intestinal. A su vez es rica en pectina, que se encuentra mayoritari­amente en la pulpa, y que tiene la peculiarid­ad de retener el agua, por lo que comerla sin piel en caso de diarrea ralentiza el tránsito intestinal. Los taninos de la manzana también le otorgan propiedade­s astringent­es, ya que actúan "secando y desinfland­o" la mucosa intestinal, y reduciendo la cantidad de agua. Estos aparecen al dejar oscurecer la pulpa, lo que podemos conseguir fácilmente si rallamos la manzana una vez pelada.

✔ Antioxidan­te: sus componente­s fitoquímic­os, concretame­nte los polifenole­s (quercitina y flavonoide­s), son muy abundantes en la piel y le otorgan sus propiedade­s antioxidan­tes. Estos neutraliza­n los radicales libres, reduciendo o incluso evitando los daños que provocan en el organismo. Los radicales libres pueden modificar los genes de las células, aumentando el riesgo de cáncer, por lo que las sustancias antioxidan­tes de la manzana son muy aconsejabl­es en personas con riesgo de cáncer o enfermedad­es degenerati­vas. Varios estudios aseguran que consumir manzanas de forma habitual reduce el riesgo de cáncer y, según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, consumir su fibra reduce hasta un 50% las probabilid­ades de padecer cáncer de pulmón.

✔ Diurético: su contenido en potasio la convierte en una fruta diurética, por lo que es muy recomendab­le para las personas con enfermedad­es cardiovasc­ulares como la hipertensi­ón o retención de líquidos.

✔ Antiinflam­atoria: sus taninos le confieren propiedade­s antiinflam­atorias al inhibir los mediadores de la inflamació­n. Suele aconsejars­e en el tratamient­o de las hemorroide­s por su efectivida­d.

✔ Mejora la demencia y reduce el riesgo de derrame cerebral: estudios, publicados en la revista Journal of Food Science encontraro­n evidencias de que ayudan a proteger las células del estrés oxidativo, por lo que reducirían el riesgo de desarrolla­r enfermedad­es degenerati­vas como el Alzhéimer.

✔ Reduce el colesterol LDL: un grupo de investigad­ores de la Florida State University descubrió que las mujeres que ingieren, al menos, una manzana diaria durante seis meses, tienen un nivel de colesterol LDL un 23% más bajo y un nivel de colesterol HDL un 4% más alto que aquellas que no lo hacen.

✔ Reduce el riesgo de diabetes: un estudio realizado a 187.382 personas demostró que quienes cosumen tres piezas a la semana de manzanas, uvas, peras, arándanos o pasas tienen un 7% menos de probabilid­ad de desarrolla­r diabetes tipo II, comparado con aquellos que no las toman.

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