Cómo liberar al CEREBRO del estrés
Detectar qué nos ataca y poner en marchar estrategias de relax son los caminos para terminar con este mal
Las investigaciones en neurociencias confirman día a día que el estrés, en sus diferentes variantes de intensidad y duración, produce no solo cambios en el cerebro sino que también disminuye el desempeño de algunas de sus funciones y puede dañar ciertas zonas, cuando los niveles y perduración del estrés son muy superiores al nivel medio.
Para combatir al estrés, lo primero que se debe hacer es elaborar un cuadro de situación; de hecho, ninguna actividad puede comenzar bien si no se define claramente el punto de partida.
Primer paso: piedra libre a los estresores.
Se trata de hechos, personas, situaciones, incluso objetos, que provocan estrés. Se clasifican en biogénicos y psicosociales. Los primeros se desencadenan sin que medie una evaluación cognitiva, por ejemplo, ruidos, sustancias químicas (anfetaminas, nicotina) y el ejercicio físico intenso. Los psicosociales se relacionan con hechos sociales que afectan al individuo según el significado que éste les otorga. Algunos estresores tienen una enorme relevancia porque están relacionados con sufrimientos intensos, como el que provocan las pérdidas y determinadas enfermedades, ante los cuales poco podemos hacer para evitarlos. Otros son muy comunes, por ejemplo, para algunas personas es estresante dar un examen o hablar en público.
En los ámbitos laborales hay factores que actúan como importantes estresores, como la mala relación con un superior, los ruidos, las interrupciones, los teléfonos que suenan sin parar, etc. También la incertidumbre es un estresor importante para las personas que no soportan la ambigüedad y necesitan certezas (algo por cierto muy difícil de conseguir en el mundo contemporáneo).
Segundo paso: tips para reducir el nivel de estrés Dormir
El sueño es uno de los mejores remedios para el estrés y el agotamiento y, además, un buen aliado para resolver los problemas que aquejan durante la vigilia. Dormir bien facilita el análisis de situaciones que implican decisiones difíciles. Generar espacios de placer y diversión
Las personas que contrarrestan el estrés con el humor mejoran su sistema inmunitario, sufren un 40% menos de infartos de miocardio o apoplejías, y viven más. Relajarse
Meditar, caminar, aquietar la mente, buscar un espacio de calma, sentarse a mirar pasar el rato. Realizar actividades aeróbicas o práctica deportiva
El ejercicio físico tiene enormes beneficios para el cerebro, además de reducir el estrés: mejora los sistemas de memoria y en el largo plazo el beneficio es acumulativo. Controlar lo que se come
Sobre todo, ¡comer sólo lo necesario! Darse tiempo para el momento de alimentarse, sentarse a hacerlo, elegir de manera consciente, tomarse un rato para cada ingesta y estar en el momento en que se come ayuda a tomar conciencia de la ingesta y a darle la oportunidad al cerebro para que se “entere” y pueda elaborar el mecanismo de aviso de “saciedad”. Apelar a ejercicios que desafíen el cerebro
Recordar números de memoria, practicar juegos intelectuales como el ajedrez o la realización de rompecabezas, resolver crucigramas o apelar a gimnasios cerebrales en Internet que proveen de decenas de ejercicios.