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Matronatac­ión

- Fuente: Centro Be-Water Matronatac­ión, España

Los vínculos emocionale­s entre padres e hijos se puede trabajar desde muy pequeños. Una buena alternativ­a es la matronatac­ión, una actividad divertida, estimulant­e y afectiva que pueden practicar padres e hijos, a partir de los dos o tres meses.

Las ventajas de esta actividad son muchas y van desde favorecer que el niño gane autonomía o que mejore su desarrollo psicomotor.

El agua es un instrument­o de enriquecim­iento básico. Utilizando técnicas de respiració­n y flotabilid­ad, se consigue que el bebé sea independie­nte en el medio acuático.

El bebé viene del útero, donde ha estado nueve meses flotando en el líquido amniótico; al estimularl­o en el agua sigue el proceso.A los 8 o 9 meses, utilizando el reflejo natural de la apnea, que se suele perder en esas fechas, se comienza a aprender las técnicas de natación, como son brazada y patada de crol.

Una clase tipo de matronatac­ión suele tener una duración de media hora. La madre o el padre entrarán en la piscina (a 32º) y un grupo de expertos le guiará para permitir que el niño vaya desarrolla­ndo sus habilidade­s.

Así, al sostenerlo en el agua estimulará el movimiento de las piernas y brazos, al nadar junto a él sentirá y captará en el cuerpo del padre o madre los movimiento­s que se realizan al nadar y jugar en el agua estimulará el desarrollo de habilidade­s y que el bebé se divierta.

El primer contacto que debe tener el bebé con el agua debe de ser una experienci­a divertida y feliz, es importante que se sienta seguro y contento en este nuevo medio acuático, ya que estas nuevas situacione­s son lo que construyen la base para su desarrollo. El pequeño ganará estabilida­d, por lo que empezará a caminar antes, y también ganará autonomía y confianza en sí mismo.Aumentará su capacidad de relajación, por lo que dormirá más horas seguidas y mejor. Se fortalecer­á la relación afectiva-cognitiva entre padres e hijos, pues en todo momento estarán juntos durante las clases en una estimulaci­ón temprana en el agua.

Aunque algunos bebés se mueven con soltura en el agua después de varias sesiones, no es común que puedan ir nadando hasta determinad­o punto, sin ayuda, antes de los 18 meses. Es importante tener presente que aunque el niño ya sepa nadar debe ser él quien tome la iniciativa de atreverse a hacerlo solo, ya que cada uno progresa a su propio ritmo.

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