QUÉ COMER CUANDO HACE FRÍO
En esta época del año es muy común escuchar que “el frío da más apetito“y que “en verano es más fácil cuidarse. Pareciera que el invierno abre una especie de “permitido desenfreno” cuando de alimentación se trata.
Si bien es cierto que ante el frío nuestro cuerpo nos pide elevar su temperatura y, una forma de hacerlo, es ingiriendo alimentos, preparaciones o líquidos calientes, ello no implica que nuestras elecciones al momento de comer deban aportar un exceso de grasa y calorías a nuestro organismo; exceso que –como sabemos– se podrá ver traducido en un aumento de peso y, lo que es peor aún, en la incorporación de malos hábitos alimentarios que no hacen más que complicar, en mayor o menor medida, nuestra salud.
Es importante ser conscientes que, con las bajas temperaturas, nuestro sistema inmunológico está más activo y preparado para combatir los diferentes virus que se presentan en el ambiente. Por esto, y en contra del mito popular de incorporar un exceso de calorías “vacías”, lo que realmente debemos hacer es sumar nutrientes que ayuden a nuestro organismo a sentirse fuerte y saludable. Muchas personas, llegado este momento del año, suelen dejar de lado las ensaladas o las frutas frescas por considerarlas propias del verano y asociarlas con un sentido refrescante que no coincide con la época invernal. A su vez, utilizando algunas de estas excusas y hasta quizás sin darse cuenta, transforman las preparaciones más livianas en menús con excesos de calorías y grasas, apoyándose en que de esa manera pasarán mejor la estación del frío. Otro nutriente fundamental, que suele abandonarse en el invierno, es el agua; este es un punto muy importante a tener en cuenta sobre todo en niños, adolescentes y ancianos, donde puede existir un mayor riesgo de deshidratación.
Las sopas de verduras y caldos, por ejemplo, son una excelente alternativa para sumar nutrientes, aportando mucho volumen y fibra con pocas calorías y dándonos, además, la satisfacción de comer un plato rico y caliente. Son ideales para ser consumidas antes de cada comida principal para comenzar a registrar la saciedad. Por otro lado, los guisos, a base de vegetales con el agregado de legumbres y carnes magras, también pueden ser una muy buena y saciante opción. Por último, las infusiones calientes de todo tipo, nos aportan el calor necesario para que regulemos mejor la temperatura del cuerpo; es una muy buena época para darnos el gusto de preparar y probar distintas opciones de tés, sumando sabores y colores.