Lo bueno y lo malo de la pareja
Siempre se dice que el amor, el respeto, el entendimiento y el compañerismo, entre otros, son aspectos fundamentales para que un vínculo no termine naufragando en el océano de los divorcios y las separaciones. Seguramente que todo y un poco más, será necesario para poder construir una pareja sana y fuerte. Pero a veces, aunque existan estos atributos, las parejas se separan igual. A menudo el amor no alcanza: una pareja se puede querer mucho, pero si las cosas no funcionan, finalmente se separa. Empecemos por pensar: ¿por qué es bueno estar en pareja? En el último tiempo se han dado a conocer distintos estudios psicológicos que dan cuenta de que la vida en pareja es buena para la salud de sus integrantes. Se cree que el cuidado de uno al otro, en especial después de los 40 años, es fundamental para que la vida de pareja aumente el potencial de salud de ambos. La pareja también es un antídoto para luchar contra la soledad y sus fantasmas. Muchas personas anhelan estar con alguien para compartir la vida con lo bueno y lo malo que esta conlleva. La ilusión de tener un compañero o compañera con quien transitar, soportar y proyectar la vida constituye un objetivo de extrema importancia para muchas personas, independientemente del género. Este punto responde a la necesidad básica que tenemos todos los seres humanos de amor y pertenencia. Hay que destacar que, en algunos casos, la gente cree que al estar en pareja se va a sentir más importante o mejor con ellos mismos. Por supuesto que saber que alguien te quiere y quiere estar a tu lado aumenta la autoestima de cualquier persona. Al mismo tiempo, y sobre todo al comienzo de un vínculo, estar en pareja nos hace sentir vivos y conectados con el mundo.
Pero pensemos, también, ¿por qué puede ser negativo estar en pareja?
Aun cuando la pareja funciona bien, nos obliga a resignar o a minimizar nuestro narcisismo. Sí, todos somos narcisistas. O sea: a todos nos resulta más fácil y más tentador que se haga lo que nosotros queremos en lugar de lo que desea el otro. Desde luego que existen distintos niveles de narcisismo y el exceso y la escasez alcanzan niveles patológicos. De la misma manera, un vínculo nos hace perder "cierta libertad": ya no puedo hacer lo que quiero cuando quiero. Es importante que el hecho de estar en pareja no implique dejar de ver a los distintos grupos de amigos o resignar actividades que cada uno tenía antes de comenzar la relación. La pareja debería trabajar para mantener los vínculos de cada uno, pero, aun así, es cierto que la frecuencia con la que veía a mis amigos se va a modificar. La vida de pareja también nos obliga a ceder y negociar todo el tiempo sobre cómo queremos que vaya la relación. En esa negociación, a veces predominará uno y a veces el otro, o al menos esto es lo más sano que podría pasar. Estas cuestiones negativas que tiene un vínculo serían los costos de las cuestiones positivas que te contaba antes.
Más allá de todos los beneficios y los perjuicios de estar en pareja, la gente se separa igual. Esto supone que lo malo que puede ocurrir en una relación y los conflictos que esta tiene que atravesar, poseen suficiente peso para anular todo lo bueno. Por otro lado, está claro que estar felizmente en pareja implica más cosas buenas que malas.
Ahora bien, la mayoría de las parejas comienzan bien su relación y van atravesando diferentes etapas: del enamoramiento a la profundización del vínculo, y de allí a la maduración de la relación; sin embargo, en algún punto de la historia, pueden existir riesgos de separación.