EDITORIAL
Salvo las beneficiadas por la naturaleza, esas mujeres bendecidas que comen y no engordan o que tienen tres hijos y su cuerpo no delata ni la más mínima señal, salvo esas benditas (¡malditas!) tocadas por la varita mágica de Dios y la fortuna, todas hicimos dieta alguna vez... Ya sea porque nos pasamos de rosca en las vacaciones y además de arena, caracoles o algún noviecito estival nos trajimos kilos de más con rollos incorporados, o bien porque desde que éramos chicas libramos una guerra cuerpo a cuerpo con la balanza y está escrito que si no nos cuidamos de por vida ella nos va a ganar. Por la razón que sea, ocasional, estacional o eterna, la frase "el lunes empiezo la dieta" todas, alguna vez la dijimos.
Y en esa promesa, en un mundo en el que si hay algo que vende es la silueta, recurrimos a las "milagrosas", algo que en esta revista tratamos de evitar. Por eso, sólo nos atamos a la Dieta de la Luna y a aquellas asesoradas por nutricionistas y médicos serios y reconocidos. Y por eso, en esta edición quisimos echar un poco de luz sobre una de las más polémicas, la cetogénica. Sin dar la dieta, porque eso sería una absoluta irresponsabilidad, sino para contar por qué es tan discutida y cuáles son los últimos estudios que han levantado sobre ella una bandera blanca. Como toda dieta es personal e intransferible, y necesita un control (más que otras) de un profesional que la aconseje y la supervise, pero es necesario, al menos, saber de qué se trata. En esta edición te hablamos de la cetogénica, pero, para estar a tono, también te contamos que Khloé Kardashian, con vida sana, entrenamiento y dieta, bajó 18 kilos y hoy ayuda a comunes mortales a lograr cambiar su cuerpo en su propio reality. Pero, experta en kilos de más, también nos da muchos trucos para lucir más flaca en las fotos (y en la vida). Y, siguiendo la línea, en la moda vamos con ropa pegadita al cuerpo, como para lucirlo.
¿Ya te agarró hambre? Bueno, andá a la página de cocina y sumergite en los desayunos, la comida más importante del día, donde vas a encontrar alguno de tu gusto e, incluso, que no rompa la dieta si sos de las que, como yo, la tiene de compañera de ruta permanente. Ella y yo, casi, casi, somos inseparables porque (y aquí van mis maldiciones), lamentablemente no pertenezco al club de las bendecidas...