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PSICO. Amor en tiempos de covid

Guía para fortalecer la pareja

- Silvia Pardo

Aunque parezca mentira, un virus afectó nuestra vida afectiva. Así pasó con la pandemia, que alteró tanto la pareja que hubo una ola de divorcios. Un poco más repuestos y en vísperas de San Valentín, te contamos qué pasó y cómo seguir adelante..

Todo cambió de un día para el otro: apareció el coronaviru­s y puso patas para arriba nuestra vida entera. Nada se salvó, ni siquiera la pareja, que también se vio afectada por la pandemia. Disminució­n del deseo sexual, miedo al contagio, fobias, discusione­s a la hora de la intimidad, problemas de convivenci­a son solo algunas de las problemáti­cas que trajo el virus.

Al principio de la pandemia, buscándole el lado positivo a esta tremenda crisis, la cuarentena parecía dar más tiempo para el placer: a mediados de marzo de 2020 Tinder informó que había aumentado un 25 porciento el chat escrito en Italia y España y se había disparado el consumo de pornografí­a. Sin embargo, al contrario de lo que se imaginaba, el encierro, la rutina y ponerse en modo “superviven­cia”, terminó derrumband­o el deseo y aumen

tando los desencuent­ros.

Una de las consecuenc­ias de esta pandemia ha sido la ola de separacion­es y divorcios en todo el mundo. China, Italia, España, Estados Unidos fueron los países con mayor cantidad de demandas de divorcio durante el 2020.

Las causas de los conflictos

“Estos meses de reclusión han sido como un laboratori­o para detectar los puntos de eclosión de los problemas, es decir, los chispazos que encienden la mecha de la contienda”, afirma el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, quien detalla varias causas:

Estar mucho tiempo juntos: en realidad no es el tiempo en sí mismo, es la falta de espacios individual­es. Muchas personas se sienten perdidas en su propio lugar ya que no encuentran un espacio fijo donde trabajar.

Suponer que si el otro está, debe

compartir las actividade­s de la casa en cualquier momento: este punto puso en evidencia lo que hace cada uno en la casa cuando el otro está ausente, dando lugar a reproches varios. Acordar el reparto de tareas es fundamenta­l, pero no pretender que el otro las haga cuando uno lo desea.

La convivenci­a hizo que los conflictos apareciera­n en cualquier hora del día: y sin importar si los hijos estaban presentes. Las quejas que antes se dejaban para la noche, ahora, se podían decir en el momento que ocurrían y con toda la carga emocional del hecho.

No extrañarse, no esperar al otro: el tiempo en el que cada uno está fuera de la casa ayuda al deseo de verse.

Prepararno­s para salir, más aún para trabajar, supone el aseo y la ropa adecuada: todas estas acciones de cuidado personal ayudan también al vínculo.

Los rasgos de personalid­ad que aparecían en el trabajo, ahora se muestran en el hogar en toda su dimensión: muchas personas son de una manera en el ámbito laboral y de otra en la casa, por ejemplo: no es lo mismo ser obsesivo y perfeccion­ista en el medio laboral que ponerse a controlar y a marcar las imperfecci­ones en cada acción cotidiana. También la desconfian­za se exacerbó, con su manifestac­ión en los celos. Las personalid­ades temerosas se volvieron más aprensivas en pandemia.

La falta de trabajo y la incertidum­bre laboral provocó (y provoca) un malestar: se altera la convivenci­a, sobre todo cuando el aporte de los dos queda reducido a uno solo y no hay esperanzas de que se vuelva a equiparar.

La tensión diaria no ayudó para nada a la sexualidad: la misma se vio retraída por la falta de deseo o bien por una baja en la satisfacci­ón sexual.

El cansancio y el uso de las redes sociales alentó a que muchos se animaran a reencuentr­os: ya sea con compañeros/ as de la escuela o de trabajo. También hubo un aumento de situacione­s de "infidelida­d virtual", con pocos recaudos para no ser descubiert­os.

Abrazos, besos, caricias, música... Hay que apelar a todos los estímulos eróticos para recuperar el deseo.

La presencia constante de los hijos: los chicos todo el tiempo en casa y las actividade­s escolares por plataforma­s sumaron conflicto a las parejas.

Consejos para estar mejor

“Ya el hecho de estar en pareja supone un ejercicio de adaptación basado en la organizaci­ón de las tareas, llegar a acuerdos, afinar la tranquilid­ad, el humor y la tolerancia. Estar tanto tiempo juntos precisa de una adecuación especial, consideran­do que no es lo deseado, sino que es consecuenc­ia de una contingenc­ia especial, estresante de por sí”, afirma el psiquiatra, quien da consejos para estar bien con la pareja:

• Respetar los espacios de soledad:

son vitales para reflexiona­r, dejar volar la mente, conectarno­s con una actividad solitaria o bien liberarse de la angustia.

• Compartir las tareas de la casa con la pareja y los hijos: ayuda a distender las tensiones intrafamil­iares, favorece todos los vínculos, incluidos los amorosos/sexuales de la pareja.

• Tener paciencia con los estados de ánimo: las reacciones están más a flor de piel y la situación de incertidum­bre aumenta el estado de alerta, la impacienci­a y la irritabili­dad.

• Cuidar nuestra imagen: “La conexión con una figura corporal con cambios en el peso corporal, con ropa de entrecasa, modifican la autoimagen: nos ponemos más críticos, exigentes, impiadosos. Lo mismo ocurre con la imagen de la pareja, a la cual vemos como cada mañana al despertar (en pijamas, despeinado, con mal aliento, con barba, etc.) solo que esta imagen puede prolongars­e durante todo el día”, describe Ghedin.

• Mantener el contacto físico: el encuentro sexual necesita de ganas, fantasías, atracción, deseo, pero, ante todo, de comunicaci­ón verbal y contactos corporales: abrazos, caricias, masajes, besos, necesarios para activar los sentidos. "Aprendamos a desplegar una erótica más rica en el contacto y no en la meta del coito. La sexualidad no es cumplir etapas para llegar al orgasmo, es disfrutar de una experienci­a de placer, cada momento es de por sí excitante" afirma el especialis­ta.

• Ayudar al deseo: “Proponer variantes como bañarse juntos, darse masajes, bailar con algún tema romántico que traiga gratos recuerdos, perfumarse, usar lencería, juguetes, ver películas eróticas, todo ayuda para volver el sexo más prolongado, placentero y expectante de que se repita”, aconseja.

¿Y los solteros?

Las aplicacion­es de citas han sido un buen recurso para conocer gente en tiempos del covid. La interacció­n prolongada a través de ellas ayuda a que las personas se conozcan mejor, lo que es una ventaja, aunque el interés por la variedad es siempre la gran tentación. “Si estar chateando con varias personas al mismo tiempo era una alternativ­a antes de la pandemia, lo es mucho más en la pandemia. Estos contactos estimulan un lenguaje y conductas más desinhibid­as, con sugerencia­s hot que llegan al sexo virtual. De todas formas hay que recordar que la virtualida­d no es garantía de seguridad, por el contrario, tiene sus riesgos, el sexting (enviar fotos y videos eróticos) puede ser usado para extorsiona­r a la persona, advierte Ghedin. Los desafíos serán muchos en esta "nueva normalidad" de las relaciones humanas. Virtudes tales como la confianza, la responsabi­lidad, la empatía y el amor probableme­nte sean las herramient­as más importante­s que tendremos para salir adelante en este plano, para aprender a manejarnos en estos tiempos inciertos y reconstrui­r nuestro mundo afectivo.

Compartir las tareas de la casa, recurrir al humor y aumentar la tolerancia son claves en estos tiempos.

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La presencia constante de los hijos y las actividade­s escolares por plataforma­s digitales sumaron conflictos a las parejas.
paciencia La presencia constante de los hijos y las actividade­s escolares por plataforma­s digitales sumaron conflictos a las parejas.
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encuentros Hoy es más difícil conocer gente, pero se puede. Las redes sociales ayudan. Eso sí, la cita será con barbijo y protocolo...
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