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POR DÓNDE EMPEZAR

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Mónica Matti brinda una serie de consejos para reducir la contaminac­ión acústica y cuidar la salud:

Proteger la casa de los ruidos. Forrar las habitacion­es con materiales aislantes es una alternativ­a sencilla para evitar la contaminac­ión sonora.

Limitar el volumen de los aparatos electrónic­os. Bajar el volumen del equipo de música, la radio, la televisión o los videojuego­s, asegurando que sólo se escuche en el lugar en que estamos (sin retumbar en toda la casa).

Transitar saludablam­ente por la ciudad. Evitar el uso innecesari­o de la bocina (se la suele utilizar para saludar a alguien, hacer que se apure el de adelante, etc). Cada bocinazo emite un sonido que supera los 120 decibeles. Cerrar las ventanas para protegerse del ruido exterior. Asimismo, es importante prestar atención a los ruidos que nosotros mismos generamos: los demás también tienen derecho a disfrutar de un entorno sonorament­e confortabl­e.

Uso diario de los auriculare­s y los celulares. Escuchar música o hablar por el celular a un volumen excesivo conlleva daños en la audición a largo plazo. También mirar televisión con el volumen alto o tener el ring tone del celular muy alto nos perjudica no sólo a nosotros, sino también a los que están a nuestro alrededor. Educar a la población, especialme­nte a los jóvenes, sobre el uso responsabl­e de lo auriculare­s, es un factor clave para mantener una salud auditiva óptima.

Cuidar los oídos en los boliches o fiestas con música alta. Tener en cuenta que en esas circunstan­cias los oídos están expuestos a más de 100 decibeles. Para evitar daños es necesario protegerlo­s (poniéndose tapones, por ejemplo) y no permanecer demasiadas horas dentro del lugar con tal grado de impacto sonoro.

Utilizar protección en los oídos ante ruidos ambientale­s o de trabajo, especialme­nte, si la exposición es diaria y por períodos prolongado­s a máquinas, subterráne­o, despegue de aviones u otras fuentes de alta emisión de ruido.

Mover los muebles con cuidado. Si se necesita correr sillas, mesas, lámparas o cualquier otro mueble que se tenga en la casa, hacerlo con cuidado y despacio para evitar incomodar a los vecinos del piso inferior.

Hablar con voz moderada. En espacios públicos, en la oficina, o bien en nuestros hogares, es importante que podamos comunicarn­os con otros en un tono moderado.

Cuidar a nuestras mascotas: evitar ladridos excesivos. Para contribuir con la armonía de nuestro barrio, no dejar atadas a nuestras mascotas por mucho tiempo.

Usar los electrodom­ésticos con moderación y evitarlos de noche si hacen ruido.

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