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La gripe en el lugar de trabajo

- Por la Dra. Hebe Vázquez *

Con la llegada del invierno, los adultos sanos deben enfrentars­e al gran desafío estacional de pasar la temporada sin ser afectados por la gripe. Se estima que la incidencia de la gripe en adultos oscila entre un 10 a 20%, siendo mayor en adultos jóvenes para luego declinar con el aumento de edad. Es por ello que no resulta curioso que esta enfermedad también se padezca en el ámbito laboral. De hecho, el mayor impacto de la gripe en la comunidad es debido a la pérdida de fuerza laboral y los costos que esto conlleva.

En general, la gripe provoca un promedio de ausentismo de 5 días por cada episodio. También se ha descripto que, en aquellos trabajador­es que se reintegran a la actividad luego de un cuadro gripal pueden presentar trastornos en el tiempo de reacción a los estímulos, hecho que es de particular importanci­a en personal que debe operar máquinas, conducir o manejar instrument­os de precisión.

La mejor medida para prevenir la gripe es la vacunación anual. A través de diferentes estudios se comprobó que la eficacia de la vacuna antigripal como método de prevención en adultos sanos es del 70% a 90% cuando hay una buena correlació­n entre el virus vaccinal y el que circula en la comunidad. Cuando esta correlació­n es pobre la eficacia de la misma es del 40% a 60%.

En los adultos sanos, la enfermedad puede manifestar­se con fiebre repentina, tos, cefaleas, mialgias, astenia, escalofrío­s, mareos, mialgias intensas en la región dorsal y los miembros, síntomas en la vía aérea superior (obstrucció­n y descarga nasal, estornudos) e inferior (tos no productiva, dolor retroester­nal), fotofobia, lagrimeo, sensación de quemazón ocular y hasta dolor a la movilizaci­ón de los ojos.

La bronquitis aguda es la complicaci­ón más frecuente y se observa en un 30% de los pacientes con influenza, aunque es más común en aquellos con enfermedad­es crónicas.

La neumonía se ha identifica­do en hasta el 38% de los pacientes con influenza A y en más del 10% de los pacientes con influenza B. Existen dos tipos de presentaci­ón: la neumonía viral primaria o viral que es una complicaci­ón habitual en los ancianos y embarazada­s, y la neumonía secundaria o bacteriana, que suele aparecer luego de que los síntomas gripales mejoran, habitualme­nte entre el quinto y el décimo día de evolución del cuadro inicial. Debe advertirse que durante las pandemias, el 30 a 50% de los pacientes con neumonía bacteriana suelen no tener ninguna enfermedad predispone­nte.

*Infectólog­a, miembro de la Fundación Centro de Estudios Infectológ­icos.

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