OTRA MANERA DE DECIR ADIÓS
Tener que separarse de una mascota no siempre es fruto de una decisión voluntaria. Puede deberse a causas de fuerza mayor, que impiden que una persona que quiere a su perro o gato y desearía quedárselo, no lo puede hacer. Así, los motivos más comunes por los cuales el animalito tiene que abandonar el hogar suelen ser: problemas graves de salud del dueño (como alergias crónicas que pueden provocar complicaciones respiratorias o dermatológicas importantes), que vaya a ingresar a una residencia para mayores o geriátrico, o ya no poder mantenerlo económicamente. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que las residencias caninas pueden ser una buena alternativa para problemas temporales que impidan la tenencia del perro, como una mudanza, una internación o un viaje. Ante estas situaciones, lo mejor es estudiar todas las posibilidades antes de optar por separarse del animal. La mejor opción, si la mascota no puede estar con sus dueños, es encontrarle un nuevo hogar, donde se lo quiera y se lo cuide. Los albergues y residencias no son un hogar para un perro, pero pueden servir como solución temporal, hasta que se recupere al animal. En el caso de las personas mayores, conviene recordar que las mascotas son para ellos una fuente de bienestar y compañía, por lo que, en la medida de lo posible, es recomendable no separarlos.