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La personalid­ad de los miopes

- Por el Dr. Pablo Jorge Wainberg *

La miopía es un error refractivo del ojo que provoca una dificultad para poder ver en la distancia, y genera comúnmente el hábito de entrecerra­r los ojos para poder ver mejor. Sin embargo, pocos saben que esta condición puede decir mucho sobre la personalid­ad de quienes lo padecen, y que incluso ha llegado a influencia­r a importante­s movimiento­s artísticos en la historia del mundo.

Si se recorren las más importante­s galerías del mundo, se puede encontrar una larga lista de pintores consagrado­s que padecían miopía. Algunos de los miopes documentad­os en la historia del arte son: Monet, Renoir, Cézanne, Degas y Matisse, y todos ellos tenían esta enfermedad de la vista por la cual el ojo no refracta la luz adecuadame­nte para ver las imágenes con claridad. Esto hace que los objetos cercanos se vean claramente, mientras que los distantes se ven borrosos. Ello influyó al movimiento impresioni­sta ya que muchos de ellos son famosos por la explosión de colores en sus obras, también conocida como endocromis­mo (la expresión de la conciencia a través del color). Esto se debe a que una caracterís­tica del ojo miope es que percibe mejor la gama de los rojos por tener este menor longitud de onda y, por lo tanto, ser mejor enfocado en un ojo más largo. Esto explica la fascinació­n por el rojo en el arte oriental donde la incidencia de miopía compromete a más del 50% de la población.

A su vez, los defectos de refracción se encuentran íntimament­e ligados a la personalid­ad. Los miopes son personas que tienden a ser introverti­dos y tímidos, mientras que los hipermétro­pes son extroverti­dos y simpáticos. Estos patrones de personalid­ad han sido ligados a un balance del sistema autonómico: introversi­ón con el sistema parasimpát­ico y la extroversi­ón con un simpático dominante.

También se ha asociado la miopía con una serie de alteracion­es físicas. Tales serían los casos de personas con autismo infantil, gota, asma, alergias, zurdos y coeficient­es de inteligenc­ia altos.

En cuanto al futuro, podemos esperar un incremento en la cantidad de personas que sufren esta enfermedad hereditari­a. Si se tiene en cuenta la evolución de la corteza cerebral del Homo Sapiens, podríamos deducir que el hombre del siglo XXI será más alto y más miope, con una capacidad de percibir y disfrutar una gama infinita de colores. *Jefe del Servicio de Oftalmolog­ía

de Swiss Medical Center

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