La personalidad de los miopes
La miopía es un error refractivo del ojo que provoca una dificultad para poder ver en la distancia, y genera comúnmente el hábito de entrecerrar los ojos para poder ver mejor. Sin embargo, pocos saben que esta condición puede decir mucho sobre la personalidad de quienes lo padecen, y que incluso ha llegado a influenciar a importantes movimientos artísticos en la historia del mundo.
Si se recorren las más importantes galerías del mundo, se puede encontrar una larga lista de pintores consagrados que padecían miopía. Algunos de los miopes documentados en la historia del arte son: Monet, Renoir, Cézanne, Degas y Matisse, y todos ellos tenían esta enfermedad de la vista por la cual el ojo no refracta la luz adecuadamente para ver las imágenes con claridad. Esto hace que los objetos cercanos se vean claramente, mientras que los distantes se ven borrosos. Ello influyó al movimiento impresionista ya que muchos de ellos son famosos por la explosión de colores en sus obras, también conocida como endocromismo (la expresión de la conciencia a través del color). Esto se debe a que una característica del ojo miope es que percibe mejor la gama de los rojos por tener este menor longitud de onda y, por lo tanto, ser mejor enfocado en un ojo más largo. Esto explica la fascinación por el rojo en el arte oriental donde la incidencia de miopía compromete a más del 50% de la población.
A su vez, los defectos de refracción se encuentran íntimamente ligados a la personalidad. Los miopes son personas que tienden a ser introvertidos y tímidos, mientras que los hipermétropes son extrovertidos y simpáticos. Estos patrones de personalidad han sido ligados a un balance del sistema autonómico: introversión con el sistema parasimpático y la extroversión con un simpático dominante.
También se ha asociado la miopía con una serie de alteraciones físicas. Tales serían los casos de personas con autismo infantil, gota, asma, alergias, zurdos y coeficientes de inteligencia altos.
En cuanto al futuro, podemos esperar un incremento en la cantidad de personas que sufren esta enfermedad hereditaria. Si se tiene en cuenta la evolución de la corteza cerebral del Homo Sapiens, podríamos deducir que el hombre del siglo XXI será más alto y más miope, con una capacidad de percibir y disfrutar una gama infinita de colores. *Jefe del Servicio de Oftalmología
de Swiss Medical Center