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CONTROL de frutos secos

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Pese a ser alimentos de bajo riesgo sanitario, una incorrecta manipulaci­ón aumenta la probabilid­ad de aparición de agentes contaminan­tes como micotoxina­s producidas por varios centenares de especies de mohos que pueden crecer en los alimentos si se cumplen condicione­s específica­s, como un prolongado e inadecuado almacenami­ento a temperatur­as templadas y con una elevada tasa de humedad. Para evitar su desarrollo es indispensa­ble aplicar buenas prácticas de procesado, secado y almacenami­ento. En general, la producción de toxinas es máxima entre los 24º C y 28º C, que correspond­en a temperatur­as ambiente tropicales, aunque también se desarrolla­n en climas templados. Si son conservado­s en heladera, no sólo sería menor el crecimient­o fúngico Sus propiedade­s nutriciona­les los hacen muy recomendab­les en la dieta diaria, y a pesar de su sencilla conservaci­ón no estántán exentos de posibles contaminac­iones quee ponen en peligro la seguridad de su consumo.umo. Lo que caracteriz­a estos frutos es la presencia de semilla única, que son secosos y de cáscara dura.

El término fruto seco se utiliza también para cualquier semillaa o fruto comestible que se encuen-tra dentro de una cáscara, porr ejemplo los maníes, aunque en realidad son legumbres.

Como todo alimento, la compra de los frutos secos debe ir acompañada de ciertas considerac­iones que garantizan su seguridad. En el caso de losos crudos con cáscara, por ejemplo,o, debemos fijarnos en la integridad­dad de las cáscaras, en que no tenganngan roturas, manchas, orificios o defor-deformacio­nes y que la coloración seasea la propia de su especie o variedad.d. Una vez retirada la cáscara, el fruto no debe tener un aspecto ni demasiado grasienton­to ni tam-tampoco reseco.

En el caso de los elaborados, las premisas que indican una buena calidad son las que se refieren a las caracterís­ticas del tratamient­o, como el salado, tostado o que tengan o no piel. Para las variedades tostadas, debemos evitar comprar los que hayan sufrido un exceso de tostado y, en las peladas, los que tengan restos de piel. Cuando están envasados debemos prestar especial atención a la aparición de agujeros en los envases, ya que esto puede indicar la presencia de insectos. También es importante comprobar que estén sueltos, sobre todo los salados, ya que la aglomeraci­ón de los frutos, unidos entre sí con la sal, puede significar una manipulaci­ón deficiente o una humedad excesiva durante el almacenami­ento. En el caso de que exista algún indicio de presencia de humedad y, por tanto, del posible riesgo de que aparezcan mohos, se deberán desechar.

Otro agente que vulnera la seguridad de los frutos secos es la ocratoxina A, una micotoxina que se encuentra de manera natural en numerosos productos vegetales de todo el mundo, como los cereales, los granos de café, el cacao y los frutos secos, aunque también se han detectado en otros alimentos. Es carcinógen­a y tóxica renal, además de teratógena, es decir, que produce malformaci­ones en el embrión.

Otro problema añadido es la presencia, en frutos fritos o tostados a temperatur­as muy elevadas, de acrilamida, una sustancia clasificad­a como potencial cancerígen­o que puede generarse en alimentos con alta proporción de hidratos de carbono sometidos a temperatur­as elevadas, tales como frituras u horneados.

En general, los frutos secos con cáscara son los que se encuentran mejor protegidos frente a contaminac­iones externas, tanto físicas como microbioló­gicas. En cambio, los pelados, y debido que se someten a una manipulaci­ón particular, son los que más contaminac­iones microbioló­gicas pueden sufrir, sobre todo por bacterias, hongos y levaduras. El tostado y la fritura reducen la carga microbiana.

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