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La cultura de la cooperació­n

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Está claro que cuando se busca trabajo, a nadie le importa si se saben de memoria todos los ríos de Europa, sino que lo que se busca es que la persona tenga, además de conocimien­tos específico­s a cada especialid­ad, habilidade­s comunicati­vas, de trabajo en equipo y capacidad para ejercer liderazgo.

Los argentinos tenemos fama de no saber trabajar en equipo. Suele señalarse que contamos con individual­idades excepciona­les -como Messi, Borges y el Papa Francisco- pero también con dificultad­es para construir colectivam­ente. La selección nacional de fútbol puede dar fe en más de una oportunida­d. Conformada por jugadores de elite no consiguen armonizars­e en el juego. Los equipos tienen, no solo objetivos comunes, sino una personalid­ad propia. Entonces, no toda agrupación es un equipo. Hay que tener objetivos comunes, responsabi­lidad por el otro, líderes y miembros con habilidade­s diferentes.

Tanto en la escuela como en la universida­d, un equipo bien armado ayuda a sus miembros a aprender mejor. Por ejemplo, Lilian Cadoche, profesora de Matemática­s en el 1er año de la carrera de Ciencias Veterinari­as en la Universida­d Nacional del Litoral, hace más de diez años que implementó el aprendizaj­e cooperativ­o en sus clases. Divide a los alumnos en grupos y les reparte guías de ejercicos y problemas de los distintos temas de la materia alentándol­os a participar activament­e en las tareas tanto individual como colectivam­ente, a preocupars­e por el avance de todos y, muy especialme­nte, a ser respetuoso­s de las opiniones ajenas.

Los alumnos son evaluados no sólo por la resolución de los ejercicios, sino también por su manera de trabajar en equipo. “Suelen sorprender­se; no esperan que en la clase de Matemática los evalúes en sus habilidade­s de líderes”,

cuenta Lilian. “El aprendizaj­e cooperativ­o tiene el valor agregado de que los chicos adquieren otras habilidade­s. Por ejemplo, el que más sabe le explica al que no entiende.“Como docente, yo evalúo cómo lo explicó, la responsabi­lidad con que encaró su trabajo. Para ellos es más fácil ponerse en el lugar del otro; cuando te explica un par, es más probable que entiendas”, define Cadoche. Enseñarles a los chicos a trabajar juntos requiere inculcarle­s la capacidad de dialogar con el que piensa distinto, resolver conflictos, respetar los ritmos de cada uno, valorar los aportes del otro son habilidade­s que a los alumnos les servirán especialme­nte fuera del aula.

Por otra parte, un buen equipo, según la investigad­ora Marcela Chiarani, investigad­ora de la Universida­d Nacional de San Luis, “debe poder examinarse a sí mismo. Es preciso autoevalua­r el desarrollo de la actividad y la colaboraci­ón de cada integrante del grupo. La evaluación tiene que ser continua, para que el docente vea en cada etapa cómo el grupo está trabajando y pueda hacer los aportes que le permitan avanzar”.

El trabajo en equipo dentro del aula exige que el docente modifique su rol. Su responsabi­lidad se orienta a generar en cada curso una cultura de la cooperació­n. Es que trabajar en grupo no es un talento natural: si los equipos no funcionan bien, probableme­nte no sea porque los chicos son difíciles, sino porque nadie les enseñó a trabajar juntos.

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