De viaje con el perro
Si compartimos nuestra vida con ellos, ¿por qué no incluirlos en nuestras vacaciones? Consejos para que tu perro no sufra los golpes de calor y el pánico de la nueva aventura
N uevamente, llega el calorcito y otra vez la idea empieza a rondar por tu cabeza. Esta vez podés decidirte y quitarte el constante problema: “¿dónde dejo a mi perro?; ¿qué amiga podría quedarse en casa por dos semanas para cuidarlo?” Animate. Es posible irte de vacaciones y llevar a tu mascota. Pero sin dudas, antes es necesario que tomes algunas precauciones.
En primer lugar, es indispensable, unos días antes de viajar, implementar paseos cortos en auto, e ir deteniéndose para descansar en lugares donde la mascota pueda disfrutar de una caminata, corridas y tomar agua. De esta manera, el perro irá asociando el viaje en auto con una actividad agradable.
En segundo lugar, evitar que entre en pánico. Algunas mascotas se asustan o se descomponen en los viajes, por falta de costumbre. Si mientras manejás, des- cubrís que tu compañero de cuatro patas se pone nervioso, lo más eficaz es que cubras su canil para evitar que mire al exterior y viaje más tranquilo.
Otra medida importante es que el animal no esté suelto dentro del vehículo, ya que podría distraer al conductor y, si ocurriere un accidente, hasta podría lastimarse y provocar daños al resto de los pasajeros. Tu veterinario es tu fiel aliado en estos momentos; consultá con él porque sabrá indicarte cuál es el método más apropiado para tu perro: arnés o canil.
Peligro, sol
En caso de que realices alguna parada y dejes el auto estacionado al sol, recordá bajar del auto a tu mascota. Las altas temperaturas que se generan en el vehículo pueden provocarle un golpe de calor.
Como los perros no transpiran, no re- gulan la temperatura de su cuerpo del mismo modo en que lo hacen los humanos. Por eso jadean, es el modo que tienen de perder el calor. Sin embargo, esto a veces no es suficiente.
Cuando los perros sufren golpes de calor pueden presentar diferentes síntomas: mucosas rojizas, temperatura elevada, jadeo excesivo, pérdida de conciencia, diarrea, vómitos, falta de apetito, decaimiento, tambaleos y hasta convulsiones. Si durante el viaje o la estadía, tu compañero presenta alguno de ellos, lo primero que tenés que hacer, mientras buscás un profesional urgente, es darle agua fresca o cubitos de hielo, mojarle la cara, la nuca y colocarle compresas frías en axilas e ingle.
Hay que tener presente que el golpe de calor puede desencadenar un estado crítico para el animal y por eso debe ser atendido de forma inmediata para lograr estabilizarlo.
Para prevenirlo, tené en cuenta los siguientes puntos:
Si la temperatura es muy alta, no es aconsejable que corra o pasee en pleno mediodía.
No te olvides de darle agua fresca y limpia, en abundancia.
Si lo ves muy acalorado, mojalo con agua a temperatura ambiente. Recién cuando baje el calor, podés darle su comida.