¿ Qué emoción prima en TU VIDA?
Nuestras emociones están allí, para ser sentidas pero no para dominar nuestras vidas porque, de hacerlo, se volverían tóxicas, es decir, con la capacidad de enfermarnos, de aislarnos, de frenarnos o de impedirnos accionar
Sanar nuestras emociones, conocernos, hacernos responsables de nuestras acciones implica prepararse para liberar las emociones negativas y tóxicas que nos esclavizan o no nos ayudan a encontrar una solución o un camino hacia las metas que nos proponemos.
“Ser el capitán de tu propio barco” significa que las emociones no pueden ser controladas por afuera sino por dentro. Conociéndome y conociendo a los otros, con límites claros, respeto y tolerancia. Aceptando y aceptándome.
Las emociones se pueden clasificar en positivas y negativas en función de su contribución a generar malestar o bienestar en las personas. Casi todos los psicólogos coinciden en que las negativas durarán más tiempo que las positivas. Sumado a la cantidad de sucesos negativos que nos rodean, y del desgaste de energía necesario para superarlos, muchas veces nuestra autoestima y proyección se ve afectada. En consecuencia es importante estar atentos al cuidado de nuestro sistema inmunológico no solo emocional sino también psico-físico.
Es importante reconocer y organizar nuestras emociones, no reprimirlas sino comprender su significado y poderlas manejar y, sobre todo, que no sean las que manejen nuestras vidas.
La educación emocional es conocerse para operar positivamente en nuestro entorno, y que las emociones jueguen a nuestro favor para poder enfrentar la realidad cotidiana con herramientas potentes.
Las negativas
Son las que nos traban para llegar a nuestras metas:
La indiferencia: nos hace ver la vida con desinterés y sencillamente nos dejamos llevar por los acontecimientos, llevándonos a la zona cómoda. Es casi de color gris, donde no hay desafíos, adversidades, desilusiones, oportunidades ni crecimiento. Nada nos afecta, nada llega para bien o para mal.
La indecisión: es el producto de nuestro temor al fracaso. Nos causa tanto miedo equivocarnos, entonces no tomamos decisiones. Dejamos en manos de otros las riendas de la vida perdiendo la capacidad de discernir y controlar los acontecimientos.
La preocupación: es un mal tan paralizante que causa problemas de salud y económicos. Debido a el desgaste de energía puesto en defenderse, o preocupándose por las dudas o en el temor al desastre inminente.
El pesimismo: es la perspectiva limitada que nos muestra solo el lado malo de las cosas, los problemas, las dificultades y las razones que nos impiden hacer algo.
La tristeza: tiene la finalidad de ayudarnos a asimilar una pérdida irreparable, pero conlleva la disminución de energía y entusiasmo de las actividades vitales y sociales. El encierro permite el recogimiento pero instalado lleva al aislamiento y a veces hace que se instale como modo de vida y se convierta en una cortina que nunca nos permita ver el sol.
El miedo: es tan paralizante que hasta se manifiesta físicamente, o en enfermedades psíquicas como las fobias. Si bien éste puede generar adrenalina, en la mayoría de los casos funciona como inhibidor de energía para enfrentar el hecho desconocido y te incapacita.
Las positivas
Nos acompañan al logro de nuestras metas:
La alegría: se siente a lo largo de todo el cuerpo y está relacionado con la liberación de endorfinas, generando un impulso para avanzar con satisfacción.
La paz: es la sensación de bienestar y plenitud que le permite estar en eje para pensar con libertad.
La satisfacción: muy emparentado con la paz y el bienestar, pero superador ya que el pensamiento positivo se instala generando la seguridad de una concreción que se retroalimentará para generar nuevos proyectos.
El deseo: es la emoción estimulante que proyecta un punto norte con intención de generar un efecto positivo.
El amor: es la emoción básica que sustenta el altruismo, la capacidad de hacer para los otros, teniendo como único beneficio otra emoción: la satisfacción y la generación del deseo.