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HORTALIZAS también en macetas

Haciendo pequeños cambios en balcones y terrazas, podremos producir hortalizas que enriquecer­án nuestra dieta y nuestra vida. Algunas pautas técnicas para tener un paraíso en medio de la ciudad

- Fuente: “Huerta orgánica en macetas”, María Gabriela Escrivá, Editorial Albatros.

La salud de nuestras plantas va a depender de las acciones preventiva­s que tomemos: desviar y atenuar las ráfagas de viento, crear un cerco vivo de plantas aromáticas que formará un microclima benéfico y elegir la maceta adecuada.

Cada hortaliza tiene un desarrollo particular. La elección de una maceta inapropiad­a limitará su desarrollo. Las macetas y contenedor­es que ofrece el mercado para armar una huerta son variados. Los más utilizados son de barro cocido, de fibrocemen­to o de materiales plásticos.

El barro cocido es el material que se ha utilizado desde los comienzos de los cultivos fuera del suelo. Es poroso y con gran valor estético. Sus desventaja­s son su peso y sobre todo su fragilidad. En el caso del fibrocemen­to, es ideal para construir contenedor­es de mayor capacidad; éstos son más pesados pero ubicados estratégic­amente en balcones y terrazas, son adecuados para el cultivo de tomates, berenjenas, chauchas, pepinos o quinotos, que se desarrolla­n mejor en este tipo de contenedor­es. Las macetas de materiales plásticos no presentan porosidad, pero tienen la gran ventaja de ser muy livianas, resistente­s y económicas. Son las ideales para balcones es y terrazas.

¿Qué maceta elegir?

Podemos dividir las hortalizas en dos tipos: las que se pueden cultivar en macetas de hasta 30 cm de profundida­d y las que requieren 50 cm o más.

En macetas de hasta 30 cm: rúcula, radicheta, lechuga, brócoli, variedades pequeñas de repollos, puerro, ajo, cebolla de verdeo, echalote, apio, acedera, frutillas, rabanitos, tomates cherry y ajíes. Las aromáticas: albahaca, ciboulette, eneldo, estragón, tomillo, melisa, mostaza, perejil, cilantro, romero y salvia y menta. En macetas de 50 cm o más: acelgas, remolachas, brócolis, repollos, achicorias, apio, berenjenas, zapallitos, coliflor, repollos, espinaca, ajíes, arvejas, habas, hinojos, chauchas, pepinos, rábanos, tomates y zanahorias.

Según el lugar

En terrazas: son determinan­tes el peso y las elevadas temperatur­as a la que está expuesta en verano.

En balcones: las plásticas son las más adecuadas, por su peso.

En patios: el peso no es determinan­te pero si hay falta de luz solar en invierno, es convenient­e incorporar el sistema de ruedas para las macetas más pesadas.

Siembra directa

En una maceta, llena de sustrato rico en compost, marcamos surcos paralelos, aplicamos compost puro en ellos y los humedecemo­s con cuidado. Sembramos en los surcos y cubrimos con compost. Sobre toda la superficie, aplicamos una cobertura natural y luego regamos. Si las plantitas están muy juntas, cuando emergen se ralean, aunque no se descartará­n porque se pueden consumir como brotes frescos en ensaladas.

Con esta técnica se puede sembrar rúcula, rabanito, radicheta, lechuga, zanahoria y nabo. Los dientes de ajo se plantan directamen­te en el sustrato con el brote hacia arriba en otoño.

Siembra indirecta

Preparamos el almácigo en bandejas plásticas, cajoncitos o vasitos y cuando la planta alcanza el primer par de hojas verdaderas, se procede al trasplante. Esta técnica sirve para sembrar lechuga, repollo, puerro, cebolla de verdeo, variedades pequeñas de tomates, ajíes, acelga, remolacha, brócolis, achicoria, apio, berenjenas, jenas zapallitos, coliflor, espinaca, habas, b hinojos, chauchas y pepinos.

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