Reinventate
Voy a hablar de historia, pero no de la de algún pueblo o un acontecimiento personal: voy a enfocarme en tu historia. Quizás te preguntes cómo es que voy a hacer eso si ni siquiera te conozco. Es cierto, pero para hablar de tu historia, no necesito saber nada de vos porque solo importa lo que vos sepas sobre vos misma.
Te pregunto: ¿quién sos? Ante esta pregunta, las personas responden de diferentes maneras. Algunas definen su identidad social, contestan con su nombre. Otras, responden con su rol: “soy padre”. Otras, con su puesto o su profesión: “soy abogado, soy licenciado en..., soy gerente”. En casos, aparece el nivel so- cial o económico: “soy pobre, soy rico,, soy de clase media”. O lo moral: “soyy bueno”. Yo sigo preguntando porquee habrá muchas otras respuestas. No o hay respuestas correctas o incorrectas,s, por eso, vuelvo a mi foco y repregunto:o: ¿quién sos?
Seguramente ya estarás preguntánndote “¿quién soy?” Y podrás contestarar que sos todo lo antes mencionado y mucho más: sos madre, gerente, quizásiá lilicenciadoid en cienciasi i económicas, de clase media, etc. Todo eso que acabás de mencionar, más todo aquello que quizás no digas, es tu historia.
En algún sentido, nuestra historia es el producto de lo que nos contamos a nosotros mismos cuando respondemos a la pregunta ¿quién soy?. Pero hay más: en todas estas respuestas hay dos actos implícitos: elegir y decidir.
Sí, nuestra historia es el producto de nuestras elecciones y decisiones e, independientemente que nuestro presente nos agrade o no, en el pasado decidimos y elegimos.
Cuando te preguntas ¿quién soy?, la respuesta remite directamente hacia vos toda la responsabilidad. Cuando la pregunta la realizo en primer persona, me doy cuenta de que debo hacerme cargo de el ser que soy hoy, que no soy otro ser que el producto de mis decisiones y elecciones.
Esto puede resultar muy duro si toda la vida interpreté que fui el resultado de mis circunstancias y que éstas condicionaron lo que hoy soy. Pero si lo pensás, al hacerte cargo, esta interpretación puede ser muy poderosa porque puede otorgarte una capacidad de acción efectiva inesperada. Si soy el producto de mis decisiones y elecciones, puedo hacerme cargo y decidir o elegir otra cosa. En otras palabras, si soy un invento de mis elecciones pasadas junto con mis interpretaciones, al hacer nuevas elecciones y nuevas interpretaciones, tomo otras decisiones y, por ende, me re-invento en el acto mismo de re-interpretarme, re-eligiendo.
Pero antes de reinventarnos, hay que hacernos otro interrogante: dejando de lado quién soy, me pregunto: ¿quién quiero ser?, ¿een qué ser quiero convertirme? Con la prprimera pregunta, nuestra atención nos reremitió al pasado, definiendo nuestro prpresente en función de las decisiones y acacciones tomadas. Luego, nuestra atencición se desplaza hacia el futuro, defininiendo quiénes somos en función de lo que queremos ser, como si el futuro trtraicionara nuestra identidad en vez de qque el pasado la empuje indefectiblemente. Mientras que las respuestas a la pregunta quién soy tenían un carácter descriptivo, la pregunta quién quiero ser tiene un carácter adscriptivo, pide qque respondas dibujando, creando, inventando,inven imaginando, declarando, proyectándoteád como sii llanzaras hacia adelante tu identidad.
¿Estás dispuesta a asumir el control, a determinar con tu voluntad el sentido que deseas darle a tu vida? Muchas personas se reinventaron a lo largo de la historia: Gandhi era abogado, pero ¿quién lo recuerda como tal? Einstein era bibliotecario, ¿lo sabías? Steve Jobs era un estudiante universitario que juntaba latas en el campus para mantenerse, ¿te sorprende? Walt Disney fue un productor de cine fracasado. Helen Keller era una niña ciega y sorda que hasta los 7 años solo se comunicaba con gruñidos.
Al reinventarse, estas personas no solo cambiaron el curso de su historia personal sino que también modificaron el rumbo de la Historia. Pero solo pudieron hacerlo porque declararon con convicción: soy lo que soy en cada acto que elijo.
“Cuando ya no podemos cambiar una situación, el desafío consiste en cambiarnos a nosotros mismos” Victor Frankl