Disfrutar y cuidar las relaciones de verano
Cómo proteger a nuestros hijos, aprender a sacarle provecho al tiempo libre con nuestra pareja y relajarnos en los cuidados anticonceptivos son las mejor manera de hacer inolvidables los encuentros del cuerpo y el corazón
El verano, y aún más las vacaciones, son el tiempo de exhibir el cuerpo. Más horas de aire libre, días más largos y la conexión con el propio cuerpo permiten relajarse y desplegar fantasías que no podrían darse tanto cuando se está condicionado por la rutina, el estrés y con el cuerpo cubierto.
Todos, en especial los jóvenes, se erotizan ante la visión de sus propios cuerpos y de los ajenos, lo que provoca el aumento del deseo sexual. Al ver a otros jóvenes conectados a situaciones similares, los encuentros se dan con mayor frecuencia y espontaneidad. La vestimenta expone el bronceado que embellece y las actividades veraniegas apuntan a mejorar la estética y el cuidado personal, lo cual pone en primer plano al propio cuerpo y a la atracción.
Hasta la música que celebra la estación veraniega es un incentivo para los encuentros, muchas veces, con letras de canciones que exaltan la alegría, la juventud y el encuentro sexual. Ante esta suma de estímulos visuales, auditivos, olfativos y táctiles, las hormonas sexuales fluyen libremente. Podría decirse que, en el verano, existe un condicionamiento cultural al mayor erotismo.
Amor estimulado
Lo cierto es que la luz del sol estimula la hipófisis, glándula encargada de regular el funcionamiento hormonal. El resultado es que se activa la producción de oxitocina, denominada informalmente la "molécula del amor" o "la molécula afrodisíaca" y fortalece los estímulos placenteros.
Las personas físicamente sanas y sin prejuicios disfrutan mucho de estas circunstancias estacionales y muchas suelen relacionar a un nivel inconsciente, la libertad, el tiempo libre y sin horarios con la ausencia de todo tipo de reglas, en cuanto al comportamiento sexual.
Por lo general, los encuentros de verano, especialmente los playeros, se dan casi puramente por atracción física y terminan cuando finalizan las vacaciones. Podría suceder que, en algunas ocasiones, haya interés y tiempo para que dos personas intenten profundizar en el mutuo conocimiento, pero no es lo más común. Por eso, muchas veces las expectativas que se plantean no siempre se cumplen y la relación dura poco tiempo.
Todavía, la mayoría de los jóvenes y también muchos adultos, ante la fuerza del impulso sexual y la atracción visual, no se detienen a reflexionar en otras cuestiones y pueden desilusionarse y bloquearse llegado el momento de la intimidad. Tampoco se tiene en cuenta a veces la prevención, ya que el impulso erótico es tan fuerte que la seguridad se pone en segundo lugar. Lo que dicen muchos es: "Esta es mi oportunidad de pasarla bien, no la quiero perder".