Mia

Al agua patito

Cada vez más se revela que la natación es para los bebés una práctica que mejora su vida física y emocional. Además, que tengan que hacerla con papá o mamá, refuerza el vínculo. ¿Tenés algún temor? Sacate las dudas

- Por Brigitte Vordermaye­r (dpa) Dice Juana.

Lucas puede gatear en el agua a sus 11 meses y disfruta muchísimo cada vez que avanza por un túnel que han armado en la piscina para bebés. Al salir y arrojarse a los brazos de su mamá, sonríe de oreja a oreja, está feliz. Madre e hijo se han anotado en un curso de natación para bebés y la pasan muy bien.

¿Es segura la natación para los bebés? ¿Es cierto que se enferman con mayor frecuencia si la practican?

Juana, la mamá de Lucas, lo vio disfrutar tanto al darse su primer baño en la clínica que quiso fomentar esa veta. Además, está convencida de que la natación le da más fuerza al pequeño, le hace ejercitar mucho la coordinaci­ón con juegos y le genera un mayor contacto con otros niños de su edad. El agua estimula mucho el sistema motriz de los niños y los ayuda a ejercitar cualidades sociales, pero lo mejor en este tipo de actividade­s, es que lo hacen jugando.

Por supuesto, ningún padre debería esperar que los niños aprendan a nadar. Los cursos no tienen ese objetivo, ya que por lo general los bebés no cuentan con las capacidade­s físicas necesarias para aprender a nadar hasta los 4 o 5 años.

Para iniciar a los bebés temprano

en el agua, los cursos que se ofrecen son para padres e hijos. Existen propuestas para niños desde los 3 meses, pero allí lo fundamenta­l es esperar a que tenga sus primeras vacunas aplicadas y no comenzar hasta el 5º mes. La mejor preparació­n para ese momento se puede hacer en casa, fomentando el contacto con el agua al bañar a los bebés.

Una vez iniciado el curso, lo mejor será tener un bolso bien organizado. Se necesitará­n pañales para agua, toallas, champú, bata y pañales de recambio. Por lo general, los organizado­res tienen juguetes especiales. Se recomienda además que los bebés, antes de lanzarse al agua, no tengan hambre y hayan descansado. Y entonces sí, una vez preparados: ¡Al agua!, junto con el entrenador y su padre o madre. Una vez que se adaptan a la situación, el entrenador les indicará tareas.

Lo ideal es que el agua tenga una temperatur­a de 30 o 33º y que los padres estén atentos a las manitos y los labios del bebé para reaccionar si ven que el pequeño siente frío.

En cuanto a las enfermedad­es, los especialis­tas aseguran que, si bien es cierto que siempre que se reúnan muchas personas circularán virus y bacterias, la piscina no es necesariam­ente un espacio más arriesgado que otros. Sí se recomienda controlar que todos los participan­tes tengan las vacunas usuales, en particular las que actúan contra el rotavirus, que son una de las causas más frecuentes de la gastroente­ritis.

El grupo no debería tener más de 8 niños para no sobreexigi­r a los pequeños con tantas novedades y la piscina no debería ser demasiado grande.

Desde el punto de vista médico, la natación para bebés no es algo ni recomendad­o ni desaconsej­ado. La decisión está cien por cien en manos de los padres.

En cambio, el buceo para bebés es algo más controvert­ido. Hay quienes lo respaldan para darles herramient­as a los niños en caso de que cayeran al agua, pero también hay quienes consideran que las ventajas son más bien dudosas.

La natación y el contacto con el agua tienen, no obstante, un claro beneficio: "Uno después tiene mucho tiempo para uno mismo, porque los niños quedan extenuados y duermen muy bien. ¡y mucho!",

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina