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De vacaciones nes con los abuelos

Está llegando el verano y sus planes, entre ellos, que no dé el presupuest­o y sea una buena idea que los hijos salgan con sus abuelos. Algunas estrategia­s para que todo salga bien para todos

- Fuente: www.igerontolo­gico.com

Muchas familias ya empiezan a planear las vacaciones y otras caen en la cuenta de que este verano, el presupuest­o no dará para ir a ningún lado. Mientras tanto, empiezan las salidas aprovechan­do el clima y las ganas. Tanto cuando las familias no pueden salir de vacaciones como la época que lleva a los adultos a salir más, que los hijos se vayan con los abuelos o la abuela/o es una opción para todos. Pero para que la ex- periencia salga bien, hay que tomar en cuenta varios factores.

¡Vamos!

Aquí y en el mundo hay un segmento nuevo en el sector turístico: el de los jubilados. Torsten Kirstges, experto en turismo de la Universida­d de Wilhelmsha­ven, sostiene que "cada vez más operadores diseñan ofertas especiales para abuelos con nietos". Lo primero que hay que tomar en

cuenta es la edad de los niños. Para irse solos con los abuelos, deberían tener por lo menos 3 o 4 años, aconseja el experto en educación Andreas Engel. "En los niños más pequeños, el vínculo con los padres sigue siendo demasiado fuerte y básico como para interrumpi­rlos durante días".

También es esencial el lazo que los une: cuando los abuelos tienen una relación cotidiana con los nietos o los cuidan de vez en cuando, no hay problema en que los niños, mucho mejor si ya cursan el jardín de infantes, viajen solos con ellos.

Ursula Lenz, de la organizaci­ón de ancianos BAGSO de Alemania, recomienda probar con un destino cercano: "Lo mejor es comenzar con un fin de semana en las cercanías. Eso da seguridad a los niños".

Otro aspecto que conviene prever de antemano es la educación. Si se trata de abuelos muy activos, que disfrutan haciendo muchos planes, conviene poner límites antes del viaje. "Hay que aclarar qué le gusta hacer al niño y si necesita algo en particular, como dormir la siesta", señala Engels.

Sin embargo, tampoco hay que regularlo todo, añade el experto: "Los estudios demuestran que los niños aprenden de la diversidad. No pasa nada si el abuelo y la abuela son un poco diferentes de los padres".

Un viaje con los abuelos puede ser una gran aventura para los niños. Para que sea así, los padres deben comenzar con tiempo a preparar el viaje con sus hijos como una experienci­a divertida y diferente: ubicar el destino en un mapa, ver fotos, comprar la mochila y guardar las primeras cosas. "De ese modo, el niño puede ir preparándo­se internamen­te de a poco", dice Engels.

Cuanto más programado esté el viaje, más tranquilos quedarán los padres al dejar partir a los niños. Las vacaciones con nietos pueden ser algo alborotada­s para los abuelos, pero también un momento intenso y especial. Con la ventaja de que también estarán regalando a los padres un poco de tiempo para ocuparse de sus asuntos.

Bueno para todos

Aunque sea de una forma indirecta, el papel del abuelo es fundamenta­l en el desarrollo de los chicos. De allí que sea tan beneficios­o todo tipo de contacto, desde el más insignific­ante a compartir un viaje. Para los niños, los abuelos son la figura representa­tiva de la unidad familiar y eso les hace sentirse seguros y, consecuent­emente, estables emocionalm­ente. Además, a los ojos de sus nietos, el abuelo es un modelo de envejecimi­ento.

El abuelo tiene una situación privilegia­da basada sobre una relación de confianza lo que permite que se conviertan en perfectos transmisor­es de los valores morales y que sean fácilmente asimilados

El abuelo es el historiado­r de las tradicione­s familiares, los niños disfrutan cuando los oyen hablar sobre su juventud y esto los ayuda a llenar el vacío entre pasado y presente Por último, la función de mimar a los nietos va unida al hecho de ser abuelo y los estudios demuestran que no es malo si se tiene cuidado en no anular la influencia de los padres. Mimar a los nietos hace que ellos aprecien la existencia de un amor incondicio­nal que, con el tiempo, les genera bienestar y confianza en sí mismos

¿Cuándo no?

Hay circunstan­cias en las que se desaconsej­a que un niño pase unos días fuera de casa, aunque la opción sean sus abuelos, porque en lugar de divertirse, puede pasarlo mal. Muchos menos, pensar en vacaciones de muchos días.

Si acaba de tener un hermanito. El niño puede interpreta­r su salida como un intento de alejarle de casa por la llegada del bebé.

Si está convalecie­nte. Si no se siente bien, el chico extrañará más a sus padres y esos días con los abuelos serán bastante más complicado­s para todos.

Si los abuelos no se sienten seguros.Si solo de pensar en pasar varios días con el nieto, produce angustia o agobio, es mejor cambiar de idea. Lo mismo si los padres del chico ven eso es sus padres. Nadie mejor que los abuelos y los padres de un chico para evaluar con anticipaci­ón si la experienci­a puede resultar agotadora y frustrante o va a ser beneficios­a para todos.

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