Por Elena Roger Gamir*
Si crees que tu hijo adolescente ya no quiere tus abrazos, te equivocas. Los necesita más que nunca, aunque no te los pida. Los abrazos dicen: “te quiero aunque estemos enojados”, “entiendo cómo te sentís” o “estoy con vos aunque no acepto tu comportamiento” sin necesidad siquiera de buscar palabras a esos sentimientos. Decile a tu hijo o hija simplemente:“creo que necesitas un abrazo”. Sin más explicaciones.Tu hijo/a se encargará de interpretarlo. El contacto físico se necesita para sobrevivir. Se necesita para comunicar nuestros sentimientos. Para concentrar todo nuestro amor en un segundo, sin necesidad de ponerle palabras. Es la manera más directa y sentida de decir “lo siento”, sin juzgar ni valorar nada.
Los abrazos tienen el poder, si son sinceros, de juntar las partes rotas de un adolescente herido. Incluso en las situaciones más conflictivas (o precisamente en ellas), ofrecele un abrazo y deja que él decida aceptarlo o no.Vos sencillamente, ¡regalaselo!