Gloria Casañas,
Atrapante, de principio a fin -¿En qué momento de su vida encontrarmos al personaje de tu saga, Livia Cañumil, en tu último libro? -Livia Cañumil fue creciendo a lo largo de esta serie histórica. Los lectores la conocieron de pequeña en “La maestra de la laguna” y la vieron haciéndose mujer en “Por el sendero de las lágrimas”, “El ángel roto” y “La canción del mar”. Es un personaje muy querido y también interesante, al que me gustó volver, sobre todo porque ella se convirtió en maestra normal superando los obstáculos de su vida. Aunque es mestiza, hija de una cautiva y un araucano, es muy respetada en su condición gracias al nivel que alcanzó la educación con las normalistas que Sarmiento trajo al país.
-¿Por qué viaja a Boston? -Ella tiene un don para entender a los niños, para exigirles disciplina con paciencia. Es el carácter de Livia lo que me llevó a seguirla a través de los libros, me gustaba mostrar ese temple guerrero que no elude la ternura. Poco a poco, se siente inclinada hacia los que necesitan más atención, los que padecen un problema que les dificulta el progreso. Hay en la novela una referencia intensa a la educación especial, algo que en Boston estaba desarrollado y a lo que Livia se acopla, llevada por su natural inclinación a proteger y a ayudar.
-¿Qué encuentra en esa cultura? -Boston representaba en aquella época (y aún hoy, en muchos aspectos) la civilización. De esa parte del país vinieron varias de las maestras normales y el propio Sarmiento relata en sus viajes cuánto le impresionaba el modernismo de la costa este. Lo que me interesó destacar fue la convivencia entre ideas de avanzada, como el abolicionismo, el sufragio femenino o la templanza, que las mujeres norteamericanas llevaban adelante como causas y ciertas creencias espirituales muy arraigadas entre personajes ilustres de la alta intelectualidad.
-¿De qué manera llega el amor a su vida? -Livia Cañumil es una mujer que tiene una misión: educar.Aunque ha tratado a muchos caballeros en su condición de allegada a la familia porteña que la amparaba en la Argentina, no piensa en el matrimonio, pues nada la desvía de su propósito principal. Por eso, decidí desafiarla, enfrentarla a un hombre que se plantara ante ella como un contendiente, en lugar de un cortejante. Ambos se miden como si estudiaran de qué modo asestar el golpe mortal al otro. Por otro lado, Livia no esperaba encontrarse con el ambiente opresivo de la casa de la familia Robinson, donde desempeña el rol de institutriz para poder subsistir. Allí ocurren cosas misteriosas de las que nunca ha oído hablar. Esto es lo que yo buscaba: una novela con clima gótico, en la que el lector se sienta atrapado por el misterio y conmovido por las situaciones y los vínculos que los personajes van creando. Una novela inquietante. Espero que los lectores la disfruten y se emocionen con ella.