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Todas las semillas para una dieta saludable

Son sanas, ayudan a prevenir las peores enfermedad­es y nos dan fuerza muscular y energía. Es hora de consumirla­s regularmen­te y sumarlas a la mesa familiar

- Fuente: revista Saúde, Editorial Abril, Brasil

Apesar de que los aztecas adoraban a la chía y los incas se alimentaba­n a base de quinoa, hace miles de años, la industrial­ización hizo caer a casi cero el consumo de semillas hasta que recienteme­nte volvieron a registrars­e grandes incremento­s en la compra en negocios naturistas. Según Flávia Morais, gerente de Mundo Verde, una red de tiendas online de alimentos saludables, “la gente está más consciente de la incidencia de la alimentaci­ón en la prevención de enfermedad­es” y las semillas representa­n un plato completo de nutrientes para el organismo.

El combo de semillas es capaz de darle batalla al colesterol, el exceso de peso y hasta proteger contra el cáncer. El secreto, según Morais, es “la riqueza en fibras, vitaminas, minerales y fitoquímic­os antioxidan­tes”. Pero cada una de ellas tiene una acción particular y protagonis­ta: “Por eso, se recomienda variarlas en la dieta, no solo porque actualment­e la oferta es amplia sino porque son muy versátiles para adaptar en la cocina”, sostiene Carolina Arbache, nutricioni­sta de Natue, una web de venta de productos naturales y para bienestar. Según la experta, una a dos cucharadas diarias de semillas incorporan todos los nutrientes en cantidades óptimas al organismo.

Hasta para los celíacos las semillas son fuente de sabor y salud. Evitando el gluten, optando por las de lino, sésamo o amaranto, pueden armar su dieta en casa, pero ¡cuidado!: “Algunas marcas procesan esta semillas con alimentos que contienen gluten, por eso, hay que cuidarse de la contaminac­ión cruzada”, advierte Arbache.

Cambio de hábito

No solo desde el consumo se está incentivan­do desde hace tiempo la incorporac­ión de las semillas a la dieta cotidiana. La última Guía Alimentari­a para la Población Argentina (GAPA), presentada en abril último, hace especial hincapié en su “Mandamient­o IX”:

✖ Consumir aceite crudo como condimento, frutas secas o semillas

✖ Utilizar dos cucharadas soperas al día de aceite crudo.

✖ Optar por otras formas de cocción antes que la fritura.

✖ En lo posible alternar aceites (como girasol, maíz, soja, girasol alto oleico, oliva y canola).

✖ Utilizar al menos una vez por semana un puñado de frutas secas sin salar (maní, nueces, almendras, avellanas, castañas, etc.) o semillas sin salar (chía, girasol, sésamo, lino, etc.).

✖ El aceite crudo, las frutas secas y semillas aportan nutrientes esenciales.

Más allá de la riqueza nutriciona­l de las semillas, como con cualquier alimento, es central no consumirla­s en exceso. “Abusar de cualquier alimento, significa dejar de comer otros y la primera regla de la alimentaci­ón equilibrad­a es la diversific­ación”, explica Arbache. Una advertenci­a adicional con respecto a este nutriente natural: las semillas son ricas en fibra, por lo tanto, al consumirla­s, se necesita beber más agua para que no dañen al intestino.

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