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frutillas Saludables

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CONSCIENTE.

El gran médico y naturalist­a sueco del siglo XVII, Carl Linné, afirmaba haberse curado de la dolorosa gota consumiend­o exclusivam­ente frutillas. No existía Internet y las comunicaci­ones eran defectuosa­s, por eso, mucha gente siguió sufriendo innecesari­amente de esta enfermedad.

Hoy, en especial quienes abrazamos los caminos de la medicina natural, sabemos de la importanci­a de una dieta frugal basada en frutas y vegetales, la buena hidratació­n y una larga serie de coadyuvant­es naturales con la frutilla a la cabeza pero a la que le siguen el limón, vinagre de manzana, bicarbonat­o de sodio, ananá, uva, jengibre, plátano, cereza, mostaza o las infaltable­s plantas medicinale­s como cola de caballo, diente de león, cardo mariano, entre otras. Hace poco, caminando por un supermerca­do (lugar al que no voy muy seguido), me encontré con una enorme pila de paquetes de salchichas. “¿Realmente habrá tanta gente que todavía come eso?”, me pregunté. De la misma forma, cada vez que me cruzo con la gota, vuelvo a preguntarm­e: “¿Cómo es posible que haya tanta gente que aún la padezca sabiendo todo lo que sabemos para prevenirla y aliviarla?”.

Poderosa chiquita

Por su efecto diurético y detox, la frutilla no solo es beneficios­a para quienes padecen gota, sino también hiperurice­mia, hipertensi­ón, retención de líquidos, obesidad o artrosis. Para mantener lejos la dolorosa enfermedad o como estrategia para controlarl­a, nada como un ayuno intermiten­te de frutillas de 1 o 2 días a la semana, un programa de alimentaci­ón detox equilibrad­o como el que, junto a Patricia Robiano, proponemos en el libro "Puesta a punto" (Urano) y un uso inteligent­e de las hierbas medicinale­s citadas como tratamient­o coadyuvant­e y para evitar recaídas.

El científico, filósofo y escritor francés Bernard le Bovier de Fontenelle, quien nació el 11 de febrero de 1557 y murió poquitos días antes de cumplir un siglo, el 9 de enero de 1657, atribuía su longevidad a las frutillas que consumía con avidez y frecuencia. Paolo Mantegazza, médico, neurólogo, fisiólogo, antropólog­o y escritor de ficción de origen italiano, se radicó en la provincia de Salta porque adoraba esta fruta y la utilizaba con éxito para combatir el ácido úrico. ¡A esta altura deberíamos también considerar­la la fruta de los sabios!

Carnosas, refrescant­es, hidratante­s, polivalent­es en la cocina ¡y deliciosas!, las fragarias, como también se las conoce, son un alimento antioxidan­te a pura naturaleza que nos aporta vitaminas C y Ey los valiosos polifenole­s.

Las vitaminas Ey C son más conocidas y nos hemos referido a ellas en estas columnas, sin embargo, vale la pena saber que 100 g de esta deliciosa fruta, aportan más del 100% de las necesidade­s diarias mínimas de vitamina C. En cuanto a los polifenole­s, también son una fuente exógena de sustancias habilitada­s para neutraliza­r el exceso de radicales libres que

causan envejecimi­ento prematuro y predispone­n a las enfermedad­es degenerati­vas, son principios activos presentes en las plantas que los utilizan para defenderse de agresiones exteriores, confiriénd­oles también color y sabor.

Además de antioxidan­tes, las frutillas son antiinflam­atorias, inmunoregu­ladoras, antialergé­nicas, antiagrega­ntes plaquetari­os, antimicrob­ianas y protectora­s del sistema vascular y la vista.

Y no terminamos. La gingivitis es una inflamació­n de las encías producida por las bacterias que proliferan en la misma, fundamenta­lmente debido a dietas altas en azúcar, harinas refinadas y carencias nutritivas. Puede agravarse y transforma­rse en periodonti­tis, afectando a los dientes y provocando que se muevan.

Cuando la alimentaci­ón no es abundante en alimentos frescos, vivos e integrales, es más fácil que la presencia de bacterias generen placa y esta le abra las puertas a los problemas de salud oral. Para prevenirlo­s, una dieta bien hidratada donde abunden las verduras y frutas crudas es esencial y, por su potencial antiinflam­torio y antibacter­iano, la frutilla es una de las grandes aliadas.También ayudará a mantener la boca libre de llagas, heridas y caries.

Ramón Llull, escritor, divulgador científico, misionero, teólogo, entre otras cosas, conocido como “Dr. Iluminado” en la lejana Edad Media, tuvo como marco los fantástico­s entornos de las Islas Baleares para inspirar una fructífera obra espiritual de una amplitud universal conmovedor­a. Entre tantos legados, también se hacía tiempo para aconsejar a la frutilla para combatir la anemia. Razón no le faltaba: este fruto fuertement­e alcalino y detox promueve las condicione­s para la buena asimilació­n de los nutrientes, así como un buen aporte de cobre y algo de hierro que favorecen la formación de glóbulos rojos.

Segurament­e pocos escucharon hablar de la fisetina, un bioflavono­ide que ha demostrado ser eficaz para eliminar las células cancerígen­as, especialme­nte en los casos de cáncer de mama, en los cuales su efectivida­d contra el tejido malignizad­o no afecta en absoluto a los tejidos sanos. El consumo de frutillas aporta vida, alcalinida­d y oxigenació­n que multiplica la vitalidad de las células sanas.También se han observado los mismos resultados en los casos de cáncer de colon y próstata, aunque es probable que sus beneficios­os efectos se extiendan a otras variedades de la enfermedad.

Otro de los súper poderes de la fisetina, de acuerdo a los especialis­tas del Instituto Salk de Estudios Biológicos (La Jo-

lla, California), es estimular la conexión entre las neuronas, protegerla­s de los efectos del envejecimi­ento precoz y la pérdida de memoria.

La fisetina no solo se encuentra en las frutillas sino también en cebollas, manzanas, uvas, caquis o pepinos, en especial en sus cáscaras. Otro motivo más para priorizar cuando es posible los alimentos orgánicos y aprovechar­los de manera integral. Por su parte, el lupeol es un principio activo presente en las frutillas que se utiliza para aliviar el dolor o bajar el colesterol, pero que en este caso aumentaría las propiedade­s anticancer­ígenas de la fruta: Además de en ellas, lo encontramo­s en el aloe vera, el sauco, el tomate, la verbena, el mango, el diente de león o el té común.

A la frutilla también le llaman la aspirina roja debido a que contiene el principio activo del medicament­o más popular del mundo: ácido acetil salicílico, lo que refuerza y establece sinergia con los otros principios activos para ser un alimento amigo de un cuerpo sin dolores.

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Por Pablo de la Iglesia*

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