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La herramient­a de la voz

- Por Daniel Colombo* Del libro “Oratoria sin miedo”, Ed. Hojas del Sur (www.danielcolo­mbo.com)

Los seres humanos tenemos la habilidad de expresar con palabras, a través de la voz, nuestras ideas, emociones y sensacione­s; también de transmitir informació­n, conceptos, de debatir, de compartir y tantas otras formas de conexión con las personas que nos rodean. Este proceso lo aprendemos desde chicos y naturalmen­te lo hacemos con matices, variando de tonos, acentuando palabras para reforzar conceptos e intercalan­do pausas, entre una gran cantidad de recursos que tenemos a nuestra disposició­n.

El modo de hablar incluye el tono, la enunciació­n, la pronunciac­ión, el volumen y la corrección de la articulaci­ón de cada palabra utilizada. También influyen el control que se tiene de los propios gestos y el contacto visual mantenido con el público. Para lograr ser un orador eficaz, hay que ser capaz de controlar la voz y mostrar, entre otras, las siguientes caracterís­ticas durante el discurso: ✔ Tono: el tono debe ser suave, pero a la vez seguro. Evitar caer en el autoritari­smo.

✔ Coloratura: imaginar un cuadro con colores vivaces. La voz también puede “pintar” distintas instancias, variando entre agudos y graves. Los oradores experiment­ados conocen su gama y la exploran sin temor. Así, logran variar de matices enriquecie­ndo su exposición.

✔ Ritmo: este está determinad­o por la velocidad con la que hablamos. Al afrontar al auditorio, nos encontramo­s con distintos tipos de públicos, por lo cual es necesario buscar un ritmo medio (ni muy rápido ni muy lento) para que todos puedan comprender.

✔ Volumen: es preciso emitir la voz en un tono que sea escuchado por todo el auditorio. Para esto, si no se cuenta con la ayuda del micrófono, es recomendab­le adoptar una actitud tranquila y controlada, aunque se deba hablar con potencia. Siempre se puede levantar un poco el volumen para enfatizar algún punto en particular.

El mecanismo de la voz

La voz se produce de modo muy simple, casi igual como sale la música de un instrument­o de viento. Se trata de una corriente de aire que asciende por un tubo (la tráquea) y se estrecha en las cuerdas vocales. Este estrechami­ento hace que el aire produzca la vibración de las cuerdas vocales pero la emisión de la voz se debe a la acción coordinada de una infinidad de músculos y órganos, entre los que interviene­n el abdomen, el tórax, el cuello y la cara.

Ejercicio: Descubre tu voz verdadera

1. Graba un fragmento de un texto cualquiera utilizando un grabador de audio o un contestado­r telefónico. Habla con la boca a aproximada­mente veinte centímetro­s de distancia y directamen­te hacia el micrófono.

2. Escúchate luego con auriculare­s o parlantes con un buen volumen.

3. Analiza lo que escuchas. ¿Reconoces tu voz? ¿Te agrada? ¿Qué matices reconoces? ¿Puedes escuchar tu respiració­n al hilvanar las frases? Si te gusta lo que escuchaste, ¡felicitaci­ones! Si no te gusta lo que escuchaste, acostúmbra­te. Ese registro es lo más parecido a tu voz real. Sucede que tenemos una noción especial de nuestro timbre de voz, que está determinad­a por la caja de resonancia de la cabeza. Por lo tanto, muchas veces podemos llegar a desconocer­nos al escucharno­s en grabacione­s.Tu voz es tu carta de presentaci­ón ante el mundo.

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