El poder del selenio para la tiroides
El selenio es un micromineral u oligoelemento esencial para la salud, el organismo necesariamente debe obtener pequeñas dosis de los alimentos o los complementos para mantenerse en equilibrio. Es uno de los componentes de la enzima glutation peroxidasa, uno de los antioxidantes más importantes para proteger la membrana celular: su acción de amplio espectro se ve potenciada por la asociación con la vitamina E. Además es un estimulante inmunológico, ayuda a eliminar los metales pesados como el cadmio y el mercurio, contribuye a regular el funcionamiento de la glándula tiroides, entre otras valiosas funciones.
Es capaz de producir valiosas enzimas antioxidantes, vitales en la preservación de la membrana celular, esenciales en todas las funciones corporales y que se distribuyen en órganos y células, en especial en sangre, líquidos intestinales, saliva, jugo gástrico, etc. Se trata de proteínas complejas que catalizan reacciones químicas en todo el organismos tales como descomponer los alimentos que consumimos para los podamos usar, la coagulación de la sangre o la protección antioxidante de las células. Este oligoelemento se incorpora a las proteínas formando las selenioproteínas, como por ejemplo, la seleniometionina o la glutation peroxidasa.
Las selenioproteínas son esenciales para las células aeróbicas puesto que son la primera línea de defensas para mantener en equilibrio la cantidad de radicales libres. Dentro de esta gran familia hay especies reactivas de oxígeno (ROS), los cuales debido a su estructura birradicálica y a la importancia de los procesos potencialmente dañinos en los que están involucrados, hacen que las células cuenten con abundantes dispositivos protectores constituidos por las enzimas antioxidantes y que nosotros podemos fortalecer con las elecciones nutricias de un estilo de vida saludable.
Durante el metabolismo aeróbico se producen pequeñas cantidades de radicales hidroxilo (OH), aniones superóxido (O2) y peróxido de hidrógeno (H2O2), a modo de reacción normal a los estímulos que recibe y hacen a tareas esenciales como la inmunidad natural y los mecanismos de defensa contra agentes nocivos. Sin embargo, si por nuestro estilo de vida estas cantidades se vuelven excesivas, le abren paso a lo que llamamos estrés oxidativo, el cual va alterando la integridad funcional de células, tejidos y órganos, causando envejecimiento prematuro y predisponiéndonos a enfermedades degenerativas.
Una de sus consecuencias indeseables es la peroxidación lipídica, pues los derivados de este proceso pueden interactuar con el ADN y provocar su mutación, citotoxicidad, alergia o carcinogénesis. Para defendernos de estos procesos, contamos con las enzimas superóxido dismutasa (SOD), glutatión peroxidasa (GPX) o catalasa (CAT), procesos para los cuales es importante el selenio y otros antioxidantes como las vitaminas Cy E, el betacaroteno, la vitamina A y una gran familia de fitoquímicos.
Freno a la enfermedad
El selenio es un fortalecedor de la inmunidad natural que ha mostrado gran eficiencia para prevenir y desalentar el
cáncer, aunque también emula estos resultados contra virus y bacterias. Los experimentos en laboratorios muestran que el oligoelemento produce cambios beneficiosos en los glóbulos blancos, las células asesinas naturales, los anticuerpos, los macrófagos o el interferón al punto que podrían ser muy eficaces para prevenir infecciones como la hepatitis, el herpes o incluso contra el virus del Ébola. Verdaderamente es una pena que, al no ser una sustancia patentable y de interés económico para la industria farmacéutica, no se realicen más investigaciones en torno a sus potencialidades, tampoco los centros de investigación pública han asumido de manera eficiente ese rol.
Se ha verificado de manera firme que en las regiones donde el suelo es rico en selenio, los índices de cáncer de pulmón, recto, vejiga, esófago, cuello del útero y útero son menores de manera representativa. Otros estudios han demostrado que los niveles bajos en sangre también aumentan la actividad de la enfermedad.
Un trabajo científico publicado en 1996, en el Journal of the American Medical Association, y llevado adelante con la colaboración del Instituto Nacional del Cáncer (Estados Unidos), hizo un seguimiento de 10 años a 1.312 voluntarios (75% masculinos), a los que se les administró una forma de selenio naturalizada mediante asimilación en levadura, en una dosis diaria de 200 mcg: los resultados fueron realmente alentadores puesto que se encontró que los voluntarios que consumieron el complemento nutricional presentaron una reducción estadística del 49% para las variedades de pulmón, próstata y colorectal. Considerando que esta enfermedad continúa expandiéndose en el mundo debido a la contaminación ambiental y la degradación de los alimentos, el selenio puede ser una solución barata para contribuir a revertir esta tendencia, por supuesto, en el marco de una alimentación saludable basada en alimentos frescos y sin procesar, así como un estilo de vida armonioso en contacto con la naturaleza y sin desbordes de estrés emocional.
También para tiroides
Hashimoto es una patología autoinmune que causa la destrucción de la tiroides siendo la causa más común de hipotiroidismo, condición que se manifiesta con una baja producción de hormonas tiroideas y su consecuente ralentización del metabolismo. El diagnóstico de la insuficiencia tiroidea es sencillo ya que se logra mediante un análisis de las hormonas, aunque la causa se desconoce. En el caso de Hashimoto, al cual responden 9 de cada 10 casos de hipotiroidismo, el mismo se diagnostica midiendo los niveles de determinados anticuerpos.
Si bien la manifestación y el desarrollo de la enfermedad se asocia a diferentes factores genéticos, ambientales, infecciones víricas, nivel de vitamina D, consumo de yodo o nivel de hierro, la presencia de adecuados niveles de selenio son fundamentales. La mayor concentración del oligoelemento en el organismo se da en la tiroides, a la cual ayuda a mantener su homeostasis.
Para un estudio publicado en 2002, en el Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, 70 mujeres que tomaban tiroxina conTSH (hormona estimulante de la tiroides) diagnosticadas con Hashimoto, se dividieron en 2 grupos: al primero se le administró 200 mcg de selenio (en forma de selenito de sodio) y al otro, un placebo, transcurridos 3 meses, los niveles de anticuerpos habían bajado en el primer grupo un 63.6%, mejorando significativamente los síntomas y la calidad de vida, mientras que en el grupo que ingirió el placebo, los resultados permanecieron igual. Clínicamente, el rendimiento del suplemento del selenio es significativo y merece la pena ser tenido en cuenta en estos casos como complemento a las terapias de reemplazo hormonal.
¿Dónde hay?
Entre los alimentos de origen vegetal ricos en selenio encontramos las nueces de Brasil, la cebada, la avena o las nueces en general. Entre las fuentes animales, el atún, los crustáceos, el bacalao, el huevo o el queso cotagge.
Hasta la fecha no se ha establecido la dosis diaria recomendada y la opinión de los expertos varía entre 25 y 200 microgramos, hay quienes recomiendan no excederse de 100 para evitar episodios tóxicos y de considerarse necesario debe ingerirse bajo supervisión profesional evaluando costos y beneficios.
La deficiencia de selenio se da en países con suelos con bajos niveles del mineral (China, por ejemplo) y en esos lugares se ha encontrado que hay mayor
predisposición a desarrollar de enfermedades cardíacas, hipotiroidismo y debilidad inmunitaria. La deficiencia de selenio por sí misma no suele causar enfermedad (como ocurre con, por ejemplo, la vitamina C y el escorbuto), pero claramente predispone al organismo a las recién mencionadas.
En el marco de una alimentación saludable, en la que abunden los alimentos frescos y sin procesar y consumiendo especialmente algunas nueces de Brasil, huevos de producción ecológica o mariscos junto con algunos de los otros alimentos señalados, no habrá dificultad en alcanzar la dosis benéfica de selenio. En algunos casos, la deficiencia se debe a problemas en su absorción o a que la cantidad puede ser insuficiente si se está sufriendo una enfermedad autoinmune y habrá que recurrir al consejo del facultativo.
Toxicidad
Como ocurre con otros nutrientes, los niveles altos en sangre de selenio (mayor a 100 mcg/dl, no confundir con la ingesta de esas cantidades) son tóxicos y derivan en una condición llamada selenosis. Es prácticamente imposible que ocurra a través de los alimentos o los complementos nutricionales siguiendo dosis indicadas, aunque puede ocurrir en algún tipo de accidente industrial o errores de manufactura o ingesta que derivan una dosis excesivamente alta en los suplementos. Por eso, debemos priorizar la ingesta a través de los buenos alimentos y la complementación mayor a los 100 mcg siempre debe ser supervisada por un profesional.
La selenosis se manifiesta con malestar gastrointestinal, pérdida de cabello, uñas quebradizas y con manchas blancas, aliento con olor a ajo, fatiga, irritabilidad o respuestas anormales del sistema nervioso.