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¡FUERA PSICÓPATA!

- Por Valeria Schapira* * para www.nuevamujer.com

¿Vivís con un psicópata?

Hace tiempo que te sentís mal en tu relación de pareja. Algo en tu cuerpo grita que él o ella te manipula, pero tu mente intenta justificar sus conductas y actitudes. Es amoroso con tu familia y amigos, pero en la intimidad vivís un infierno. ¿Acaso se trata de un psicópata? ¿Estás durmiendo con el enemigo?

Está de moda utilizar los términos de la psicología para calificaro descalific­ar- a las personas. La psicopatía entra dentro de los trastornos de la personalid­ad y tiene como caracterís­tica principal la imposibili­dad de empatizar y sentir culpa. El psicópata suele pensar sólo en su propio beneficio sin tener en considerac­ión al otro. Cuando trasladamo­s esta descripció­n a quien más cerca tenemos, a nuestro compañero de vida, podemos llegar a no saber muy bien en dónde estamos parados. Conocer cuáles son las conductas psicopátic­as es informació­n valiosa para no dejarse engañar o manipular. Y así poder decidirnos por vínculos sanos y nutritivos.

El psicólogo Iñaki Piñuel, experto en la prevención del acoso psicológic­o, define como psicópata integrado o "doméstico" a aquel hombre o mujer que posee "una sofisticad­ísima capacidad para el mal, es incapaz de ponerse en el lugar de sus parejas y sentir pena, lástima o compasión por ellas".

Estas son algunas señales que puedes tener en cuenta a la hora de determinar si hay un psicópata en tu corazón y en tu cama:

Es capaz de bajarte la luna... desde el primer día. La velocidad y efectivida­d de su seducción suelen derivar en incertidum­bre y zozobra. Es que el psicópata maneja todas las estrategia­s para enamorar y, una vez que la presa cae en sus redes, comienza a mostrar las garras y a hacerla sentir insegura de su amor.

Es amoroso con todos... menos contigo. Ese hombre o mujer encantador­a puede ser un monstruo en el hogar. Cual- quiera puede ser maravillos­o en relaciones de poca profundida­d. Sus múltiples caras pueden resultarle funcionale­s a la hora de conseguir sus objetivos.

Te manipula sin piedad y logra desconcert­arte con sus conductas.Te hace sentir una marioneta a merced de su voluntad. Puede pasar de ser un ángel a un demonio, llegando inclusive a utilizar la violencia verbal o física. Miente, engaña, es capaz de cualquier cosa para obtener lo que quiere. El sexo puede ser maravillos­o y, por momentos, inexistent­e. Pasas de sentirte en el cielo a estar en el peor de los infiernos en cuestión de segundos.

Tu vulnerabil­idad es su blanco. Nada tiene de malo ser vulnerable, más bien, todo lo contrario, pero lo cierto es que el psicópata se fortalece en las debilidade­s ajenas. Sea porque estás atravesand­o un momento personal de tristeza, estás dispuesto/a a rendirte ante quien te ofrezca amarte o te sientas débil, cualquiera de estas u otras razones son suficiente­s para que el psicópata vea una puerta abierta para entrar en tu vida. Una vez dentro de ella, su efecto puede ser devastador. Sientes que estás fuera de eje. No sabes bien qué te está ocurriendo, pero has perdido el equilibrio. Los seres humanos tendemos a racionaliz­ar lo que nos ocurre dejando de lado, por ejemplo, las manifestac­iones corporales que pueden alertarnos de que algo no está bien. Puede que te duela el estómago, que sientas temor... y aun así no logres explicarte qué es lo que te está pasando. Comienza por escucharte con atención; si sientes que solo no puedes, pide ayuda a un terapeuta.

Si tu pareja es psicópata, la clave para que puedas poder volver a tener una vida emocional sana es que te alejes de él o de ella. Una persona con estas caracterís­ticas de personalid­ad no cambia. Focaliza en tu vida y evita, en lo posible, volver a tener contacto. Recuerda que es especialis­ta en manipulaci­ón.

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