ENTREVISTA. José Narosky
José Narosky, rey de las frases cortas, se siente reinvindicado por el Twitter y sus 140 caracteres. Una charla con el escribano - escritor.
La máxima de San Martín decia "hable poco y lo necesario". Dos siglos después, el Twitter, una de las redes sociales por excelencia, impuso el decir en 140 caracteres como tendencia. En el medio, José Narosky, el llamado “Rey del pensamiento corto”, trajo la magia de decir mucho con poco. Dejar pensando a su lector, abrir la imaginación y la interpretación de sus frases.
José Narosky nació en Darragueira (Buenos Aires), en 1930, y lleva escritos alrededor de 3000 aforismos reunidos en 12 libros.
–¿Desde cuándo usa Twitter?
–No recuerdo exactamente, pero hace unos años ya.
–Además vemos que tiene Facebook y su propia pagina web…
–Me gusta el avance de la tecnología, me genera curiosidad, pero sinceramente no soy muy hábil en eso, gracias a Dios tengo un asistente que me ayuda. Me pone feliz saber que la gente usa mucho mis aforismos en el WhatsAap. El Día de la Madre circuló mucho mi aforismo: “Gracias vida…, abrí los ojos y encontré nada menos que a mi madre”. Y en San Valentín, “no eres la única mujer, pero eres única”.
–¡Un tuitero de 87 años! ¿Se siente reivindicado por los 140 caracteres?
–El aforismo, es decir la frase corta con mucho significado, tiene origen milenario, formó parte del juramento hipocrático y fue espada de filósofos clásicos. Mentiría si no reconozco que me dio cierta alegría que esta red social reivindicara la frase corta. –¿Desde cuándo surgió su interés por los aforismos?
–Desde los 7 años en Darregueira. Con las frases cortas que encontraba en diarios o revistas y que no entendía... Pero sentía una atracción inexplicable por ellas. Cuarenta años después, mi interés persistía, y como si una fuerza superior me impulsara, me comenzó a “dictar” aforismos, que transcribía sobre un papel. No tengo la menor dosis de misticismo, pero sí desde muy joven leía a los grandes escritores orientales, que jugaron un rol en los aforismos que escribo. Me fascinaban frases cortas que venían impresas en la marquilla de cigarrillos que fumaba mi padre. –¿Cómo se dió el traspaso de su vida de escribano a escritor? –Ya recibido y ejerciendo la profesión, comprendí que no era mi verdadera vocación. Con el riesgo de verme materialmente perjudicado en lo económico, una necesidad interior me impulsó a escribir aforismos, sin suponer la difusión que tuvieron posteriormente.