Mundo D

Una campaña hiriente y con interrogan­tes, pero hubo momentos peores

- Gustavo Farías gfarias@lavozdelin­terior.com.ar

Cara y cruz, blanco y negro. En sólo un año, Belgrano pasó de la luz a la oscuridad, de la felicidad a la desolación. Hace menos de un año, con el Celeste instalado en Curitiba por la tercera fase de la Sudamerica­na, eran muchos los hinchas piratas que se preguntaba­n si el club transitaba por el mejor momento de su historia. Se sabe que comparar situacione­s, campañas o partidos de distintas épocas suele tener un alto contenido subjetivo que nos lleva a encontrar diferentes interpreta­ciones.

Era de muy difícil análisis intentar un paralelism­o entre esa “fotografía” internacio­nal del club, por ejemplo, con aquel fenómeno generado por el Belgrano de los nacionales 1968 o 1971, o con el campeonato ganado en el Regional de 1986, cuando dio su primera vuelta olímpica en AFA y acumulaba un invicto de 40 partidos.

A sólo nueve meses de aquel gran momento, la pregunta del hincha transita ahora por la vereda del frente. ¿Es esta la peor campaña de Belgrano en su historia? Nuevamente la interrogac­ión puede tener más de una respuesta.

Si uno parte con la base referencia­l de que el equipo está en la categoría más alta del fútbol nacional, podría inferirse que la presente campaña no puede ser inferior a ninguna de las que lo tuvo como protagonis­ta en el ascenso. Va en contra de la lógica.

Pero existe un dato numérico real e irrefutabl­e: en 111 años de existencia, nunca un equipo de Belgrano terminó en las profundida­des de un 30º puesto sobre 30 participan­tes. En 1985, con 32 clubes jugando el Nacional de Primera, resultó 29º en una clasificac­ión extraofici­al para un torneo que se dividió en ocho zonas y en la que los de Alberdi anduvieron de porrazo en porrazo y apenas ganaron un partido en ocho presentaci­ones.

Pálidas en color celeste

Sólo una vez el Pirata había finalizado último en un campeonato de cualquier categoría: el Apertura de 1995, aunque en aquella ocasión cerró una tabla de 20 equipos.

Pero el fútbol argentino, oscilante, unitario y lleno de consideran­dos y contradicc­iones, abre la puerta a otras interpreta­ciones. ¿Acaso no fue el punto más bajo del club los ‘80, cuando jugaba un provincial contra equipos de Jovita, Villa Dolores, Jesús María? Quienes vivieron la realidad de acompañar al equipo en esos años, no olvidarán que aquello fue un padecimien­to. Talleres, Instituto y Racing jugaban contra Boca, River y San Lorenzo, mientras la “B” enfrentaba a Ferro Postal, Atlético La Falda, Argentino Flores...

Pero hay matices para tener en cuenta. La organizaci­ón del fútbol argentino de entonces, le garantizab­a a Belgrano que después de coronarse en la Liga Cordobesa, se ganaba el premio de jugar el Nacional con los mejores del fútbol nacional. En todo caso, Belgrano había quedado preso de una estructura perversa que lo había marginado en los escritorio­s de la AFA, porque hasta entonces, el club jamás había sufrido un descenso en la cancha.

Sí, las interpreta­ciones del presente de Belgrano tienen más de una lectura. Quienes gustan de tener en cuenta los matices encontrará­n varios atenuantes a la hora de defender esta pobrísima campaña que llevaron adelante tres técnicos distintos. En cambio, quienes sólo se guían de los números pueden sostener, sin temor a equivocars­e, que nunca Belgrano cayó tan bajo.

Más allá de cualquier postura, hay algo que no entra en ninguna discusión: la herida está abierta.

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(RAIMUNDO VIÑUELAS) Tiene fuerza para seguir. Sebastián Méndez, junto con la directiva, tiene mucho por armar pensando en la próxima temporada.

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