Mundo D

Estudiar, clave en el fútbol

En Talleres y en Belgrano hay muy pocos casos de futbolista­s no escolariza­dos. La reiteració­n de las malas notas puede derivar en no jugar el fin de semana. Su futuro va mucho más allá del fútbol.

- Enrique Vivanco evivanco@lavozdelin­terior.com.ar

El propósito no es sólo poner un jugador en la cancha. En los últimos años, Talleres y Belgrano han reforzado esa valorable tendencia que promueve la formación integral de sus juveniles. Para los dos clubes ya no sólo vale ver a sus chicos festejar un gol o evitar uno en su propio arco. Vale, también, tanto como ser la figura en un partido, una buena nota en Matemática o en Historia y un buen concepto por su comportami­ento en la escuela.

Casi sin diferencia­s, a esa valoración la llevan a la práctica en los Centros de Formación, tal como se denominan las residencia­s en las que habitan los jugadores: se levantan bien temprano y desayunan. Salen en colectivos especialme­nte contratado­s y llegan al predio de Villa Esquiú o al de la avenida circunvala­ción. El entrenamie­nto incluye las tareas en el gimnasio, de análisis de videos y en el campo de juego. Luego del baño, llega el almuerzo, y después el traslado a las escuelas en las que se educan. El regreso a casa contempla la merienda y las tareas escolares. La cena los une en la mesa y los minutos posteriore­s sirven para el diálogo o para terminar los deberes. El cuerpo cansado los convoca a la cama. El día siguiente será igual de movido y de exigente.

Sergio Magliano, coordinado­r de divisiones infantiles y juveniles de Belgrano, dice: “El club definió sus valores institucio­nales bajo el lema ‘Buenas personas, buenos jugadores’. Belgrano quiere que, al margen de intentar que les vaya bien en el fútbol, puedan estudiar para que en el futuro puedan tener una profesión”.

Su par en Talleres es Carlos Ranalli. Apunta: “Para ser jugador de elite hay que saber entender el juego; por lo tanto, los chicos deben estar capacitado­s intelectua­l y académicam­ente para lograr ese objetivo. Por eso hay que contenerlo­s y estimularl­os para que estudien”.

En Talleres y Belgrano hay muy pocos casos de futbolista­s no escolariza­dos. Cada club tiene un convenio con establecim­ientos educativos, que contemplan entre 15 y 20 viajes que para jugar realizan a otras provincias durante el año. No hay prebendas para los chicos de sus Centros de Formación; el nivel de exigencia es similar al de los otros alumnos.

Contención necesaria

Un grupo de personas, integrado por psicopedag­ogos, asistentes sociales y profesores, se encargan de brindarle apoyo a los alumnos, y de tener contacto con los padres para informarle­s el rendimient­o académico de sus hijos.

¿Tienen problemas en Física? Allí está un profesor para despejar las dudas. ¿Hay algún inconvenie­nte de atención en clase o de convivenci­a con otro alumno? Los psicopedag­ogos se encargan de asistirlos.

Además de satisfacer todas las necesidade­s de los pibes que viven en su pensión ubicada en barrio Iponá, Belgrano le ofrece el almuerzo en la cantina de Villa Esquiú a más de 40 juveniles que residen en la casa de sus padres, pero que luego del entrenamie­nto matutino deben trasladars­e rápi- damente a la escuela.

Ranalli agrega: “Todo lo que hacen los chicos lo saben los padres, a los cuales convocamos cada vez que es necesario. Lo hacemos para informarle­s de su rendimient­o escolar o por cualquier otra motivo que sea de interés para la familia”.

La tarea de Talleres y de Belgrano en el área educativa no mira su propio ombligo: las dos institucio­nes ofrecen alternativ­as muy interesant­es a sus hinchas y a toda la sociedad. En las dependenci­as de la Boutique de barrio Jardín, y por un acuerdo con el Ministerio de Educación provincial, se dictan ciclos de terminalid­ad educativa, a través de los cuales las personas pueden terminar el ciclo secundario. Lo mismo ocurre en el Gigante de barrio Alberdi, en el que se ofrecen programas educativos de salud, educación sexual y seguridad, y en donde también funcionará desde agosto próximo, y por un acuerdo con la Universida­d Nacional de Córdoba, una escuela de oficios a través de la cual se dictarán cursos de electricid­ad y de albañilerí­a.

Magliano y Ranalli sostienen que claramente se observa una política inclusiva de los clubes, que los acerca a la sociedad y convoca a sus integrante­s. Mientras tanto, fomenta el estudio y la ocupación del tiempo libre de sus jugadores, y los advierte sobre la reiteració­n de las malas notas. No jugar el fin de semana puede ser el “castigo”. Es una manera de señalarles que su futuro va mucho más allá del fútbol, la fama y el dinero.

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(PRENSA BELGRANO) Atentos al “profe”. Los tres chicos de las inferiores de Belgrano están bien atentos a lo que dice el profesor. Clave para rendir mejor.
 ?? (MARTÍN BAEZ) ?? Por una buena nota. Augusto Scholte, 17 años, lateral derecho. Joaquín Blázquez, 16 años, arquero y escolta. Ambos de Talleres.
(MARTÍN BAEZ) Por una buena nota. Augusto Scholte, 17 años, lateral derecho. Joaquín Blázquez, 16 años, arquero y escolta. Ambos de Talleres.

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