El fútbol argentino no soporta más irresponsables
Las disculpas llegaron, pero tarde, como a menudo sucede en estos casos en los que la irresponsabilidad deja marcas profundas. El presidente de Rosario Central, Raúl Broglia, se enojó mucho durante la semana porque River logró que el defensor Javier Pinola forjara su salida del club “canalla” para desembarcar en el Millonario. “D’Onofrio (Rodolfo, titular riverplatense) dice que hay que quemar a la AFA. Al primero que hay que quemar es a él en una plaza pública”, se desubicó mal el máximo directivo de Central. Después pidió perdón, pero el daño (que es a todo el fútbol) ya estaba hecho.
El martes pasado, Boca festejó su título en Bahía Blanca y a un grupo de jugadores se le ocurrió ponerse sábanas blancas jugando con el tema del fantasma del descenso para burlarse de River. Debajo de las telas blancas, el primero en ser reconocido fue Juan Carlos Crespi, hombre del riñón xeneize, exdirigente con llegada directa a la selección y con peso en la AFA. Royco Ferrari, vice boquense, asumió el descargo: “No me gustó lo de los fantasmas, no debería haber ocurrido”.
Semanas atrás, quien debió disculparse fue Daniel Angelici, presidente de Boca, quien chicaneó a su par riverplatense cuando hizo referencia a que las relaciones entre ambos estaban muy frías porque D’Onofrio “iba mucho al Monumental”. “Me olvidé de que soy vicepresidente de la AFA y no corresponde”, fue su poco convincente justificación.
Ejemplos (muy malos) como estos abundan en un fútbol argentino repleto de miserias que hasta ahora la nueva conducción de la AFA poco pudo limar. El panorama futbolístico nacional pena con demasiadas mezquindades e imprudencias de hombres que ocupan cargos de máximo nivel, “descuidos” que minan cualquier intento de superación y recuperación. Esas desprolijidades continuas afloran en su esplendor en momentos de definición, cuando cada uno quiere sacar provecho y acomodar calendarios a medida.
Con los partidos de hoy y mañana se cierra una temporada de Primera que, entre otras novedades, presentó la asunción en la AFA de una directiva encabezada por Claudio Tapia que auguró un gran futuro para nuestro fútbol. Para eso tendrán que trabajar mucho y mejor y, más que nunca, se necesitará de dirigentes que se pongan los pantalones largos, controlen pasiones y cuelguen para siempre el traje de impresentables.