Firme en sus raíces
Tala derrotó a Urú Curé por 39 a 21 (5-0) producto de su volumen de juego. El equipo de Río Cuarto vino convencido a llevarse los puntos y en Villa Warcalde hubo un partidazo.
Mientras que para algunos era una suerte de Test Match, que no es ni más ni menos que “calarse” el alma como para tener una idea acabada del estado de salud, para casi todos el choque entre Tala y Urú Curé era el partido por ganar. Es que más allá del honor (que también cuenta, claro) estaba en juego el cuadro de situación en la tabla de posiciones del Torneo Guillermo “Michi” Pispieiro, donde ninguno de los dos venía como en “coche” y un nuevo traspié deportivo los alejaría de la chance de pelear por el título, pese a que aún quedan cuatro fechas por jugarse. Razón de más para entender el tremendo partido que protagonizaron literalmente de un tirón, y que Tala, apoyándose en sus raíces de siempre –las que le permitieron hacer historia tanto en el rugby local como nacional–, se quedó por un claro y contundente marcador de 39 a 21, punto bonus incluido.
Un punto que, nobleza obliga, bien se lo deberán por un tiempo largo a Gastón Oviedo. Es que fue la popular “Gata” quien se encargó de anular un try cantado, al apoyar antes que Lautaro Casado cuando el maul ya había ingresado al ingoal y la anotación era un hecho inevitable. De nada valieron los reclamos ante la decisión de Eugenio Morra, quien de impecable arbitraje les tuvo que explicar que en el ingoal se corre la posición adelantada, por lo que el medio scrum, que puede haber perdido el pelo pero no el talento, se había ajustado al reglamento. Y si de esa salida de “22” nació el último try de Germán Shulz, el que le permitía a Tala sumar un poroto más a la tabla, es que lo hecho por Oviedo quedará como un recuerdo imborrable para los históricos del club de Villa Warcalde.
Tampoco se olvidarán, seguramente, que Urú Curé lo complicó sobremanera al local. No sólo con el pack de forwards, por lejos el principal ariete con que construye sus ataques, sino también tendiéndole un cerco defensivo que conmovió a propios y extraños. Porque así como forzó a Morra a cobrar try penal en la primera oportunidad que tuvo de imponer su peso en un scrum cinco, lo que tackleó el equipo de Diego Ghiglione también quedará para el recuerdo.
Pero, es sabido también, que el volumen de juego de Tala está por arriba de la media normal. Y allí es cuando hace la diferencia. Porque así como devolvió las gentilezas forzando al try penal con la misma receta, cuando tuvo la pelota su abanico de opciones fue letal para las aspiraciones del conjunto riocuartense. Sobre todo cuando promediaba la segunda mitad, ya que en 13 minutos, los que transcurrieron entre los 5 y los 18, anotó tres tries que llevaban la marca en el orillo, esa que señala su origen y hechura de una “casa” que ya tiene algo más de 70 años de trayectoria.