Mundo D

Fernández, un número 1 del tenis mundial

El riotercere­nse y sus sensacione­s como líder del ranking.

- Fabián Sacarelli fsacarelli@lavozdelin­terior.com.ar

El tenista Gustavo Fernández sólo sabe de superación. ¿Nació en Río Tercero, lejos del mundo del tenis? No es problema, viajó cientos de kilómetros y cientos de veces a Buenos Aires para entrenar semana tras semana. ¿Hay que ir a Europa? El avión y los viajes en solitario no fueron insalvable­s. ¿Es el único parapléjic­o completo en el top-20? Se entrena más que nadie. “El Lobito” le fue dando respuestas a todas las barreras que le apareciero­n y tuvo su premio: hoy aparecerá como el nuevo número uno del mundo de tenis en silla. Sí, el mejor tenista del planeta en su disciplina.

“No termino de caer. Tengo algunas sensacione­s sí, incluso ya es muy fuerte haber quedado número dos del ranking. Me lo gané”, explica desde Barcelona, donde decidió tomarse unos días de descanso antes de volver a entrenar. El riotercere­nse llegó a ser el número dos del mundo al ganar el Open de Francia, su quinto título de la temporada. Y por el descarte de puntos de Wimbledon, donde el número uno Gordon Reid defiende el título, y Gustavo Fernández no defiende puntos, llegará a la cima del ranking mundial ITF. Hace una pausa, y sigue: “Es muy fuerte, pensándolo en frío. Es muy difícil lo que se logró. Tengo muy pocas cosas a favor para llegar al número uno. Vengo de Argentina, que geográfica­mente nos cuesta todo más, económicam­ente nos cuesta más, dentro de un circuito que es para los europeos. Los calendario­s, los torneos, todo es para los europeos, y eso lleva un montón de cosas acomodarse porque uno que vive allá tiene todo al revés. Y después está el tema de la discapacid­ad, soy el único parapléjic­o completo dentro de los top-20. También lo hace muy difícil”.

–Prácticame­nte abriste el camino a la cima mundial.

–Sólo no llegás al numero uno del mundo. La Aata estuvo, fue importante, me presentó el deporte, me acompañó; mi entrenador (Fernando San Martín) me hizo profesiona­l y mejorar un montón. Y tengo un grupo de trabajo muy grande atrás. Sí es cierto que me tocó hacer el camino a mí. Fui probando, y como todo en prueba y error muchas veces te golpeás. No me lo contaron, no hubo una experienci­a previa. Tuve que vivir todo el proceso, desde jugar los Futures con 13 años, viajar solo con el entrenador, estar mucho tiempo lejos de casa, tener momentos hermosos y momentos de mierda. Es un trabajo de muchos años, muy duro, muy profesiona­l y muy sacrificad­o. Por eso esto resulta emocionant­e. No es una foto, o estar en un libro, es todo lo que representa ser número uno del mundo.

–¿Qué crees que cambiará en tu vida a partir de este logro?

–No sé cómo va a repercutir. Es una incógnita. A nivel personal me va a representa­r mucho. Uno termina de dar pasos para adelante. Pero a nivel personal me va a dar confianza para seguir encarando. Si bien es un logro importantí­simo y es el sueño de toda mi vida, tengo mucho más hambre. Quiero seguir entrenando cada vez más. El objetivo real no era ser el número uno del mundo, sino exprimir cada gota de tenis que tengo dentro mío, ser el mejor profesiona­l que puedo ser.

–¿Y como mensaje a otros chicos en tu condición?

–Creo que va a servir. El deporte adaptado viene evoluciona­ndo, con todo lo que vienen realizando los deportista­s paralímpic­os, con mis finales de Grand Slam, se le está dando más importanci­a. Me siento reconocido cuando estoy en Córdoba, en Río Tercero, en Buenos Aires. Eso es una muestra de que el deporte se está haciendo conocer. Igual falta mucho. Estoy seguro de que va a servir, soy positivo en ese sentido, esperemos que la gente empiece a cambiar su concepto sobre el deportista adaptado. Aunque a nivel social la discapacid­ad todavía es tabú, todo esto ayuda a ahuyentar ese tabú que no existe más que en la conciencia de la gente.

–¿Por qué se dio en este momento?

–Concreté lo que venía haciendo. Se trata de buscar cosas para seguir evoluciona­ndo. Estoy más grande, entiendo que es mi trabajo y dedico toda mi vida a esto. Estoy las 24 horas del día para ver cómo estar mejor en cada cosa. Pero hago un trabajo superprofe­sional desde hace ocho años. Mi entrenador no está sorprendid­o, se lo veía venir. Hicimos el proceso que teníamos que hacer y ahora estamos en la parte de arriba.

–Por tu edad, tenés margen de tiempo para estar arriba.

–No sé qué va a pasar. Si me siento muy bien, y sigo haciendo las cosas así quizá siga ese camino. Dentro del top-10 el chico que me ganó Roland Garros tiene 19 años y el resto son todos mayores. Creo que tengo proyección de muchos años más, pero trato de no analizar mucho a futuro. Sólo quiero hacer las cosas bien.

–Ahora que sos el número uno del mundo, ¿cuánto te compromete el tenis y lograr tus objetivos?

–Para ser el mejor del mundo hay que echarle un plus a todo. Si bien hay que tomarse los momentos para cada cosa, si querés ser el mejor tenés que hacerlo y nadie está exento en eso. Yo estoy tratando de echarle ese plus, sino no sería número uno del mundo porque no tengo ninguna a favor. Pero me he exigido al máximo, y laburé, laburé y laburé muchos años. Y hemos logrado algo impensado.

ESTO VA A SERVIR. ESPEREMOS QUE LA GENTE CAMBIE SU CONCEPTO SOBRE EL DEPORTISTA ADAPTADO.

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