Es el tiempo de directivos, técnicos... ¡y jugadores!
T ener protagonismo, ser más competitivos, plantear objetivos más ambiciosos, estar ilusionados y convencidos, proponer mucho trabajo y asumir compromisos son algunos de los conceptos que se barajaron en las últimas horas, previo a que esta semana los planteles de Belgrano y Talleres retornen después de las vacaciones y de cara a una nueva temporada en Primera División.
Los dos equipos cordobeses que representan a la provincia en la máxima categoría argentina hace rato asumieron el reto con la mayor de las responsabilidades. En la “B” y en la “T” se ha vuelto una sana costumbre encarar sus proyectos con seriedad, planificación y sin poner en riesgo el futuro de las instituciones. Pero, además, tanto sus dirigencias como sus entrenadores contagian intensidad y seguridad al momento de transmitir las ideas que tienen para el crecimiento de sus clubes.
Esa fortaleza es fundamental en esta etapa de formación de planteles y de fijación de prioridades, en la cual el margen de error debe achicarse lo más que se pueda, porque después las posibilidades de corregir a veces son insuficientes. Saben las directivas celestes y albiazules que lo que se viene será cada vez más exigente, porque así lo marca la historia de las entidades que dirigen, la competencia que deben afrontar y las pretensiones de sus fieles hinchas, que siempre sueñan con más.
Pero también esos mismos dirigentes son conscientes de que, en un pasado no tan lejano, el fútbol cordobés más de una vez tambaleó (y varias cayó) porque sus tesorerías se comprometieron a gastar cifras muy difíciles de honrar, y así les fue. Entonces es el tiempo de las conducciones y de los entrenadores, pero también es el tiempo de los futbolistas, que deben estar preparados para comprometerse al máximo con el club que eligieron defender, algo que no siempre ha sucedido en épocas recientes. Córdoba se ha transformado en una plaza respetada porque, entre otras cosas, tanto Belgrano como Talleres (Instituto va en ese rumbo) han podido darles a los jugadores lo necesario para que sólo se concentren en jugar. Pero algunos, incluso surgidos en nuestros clubes, han desaprovechado oportunidades o han tenido actitudes poco profesionales.
Luego, aunque esté todo planificado a la perfección, pueden suceder imponderables, pero uno de los secretos de esto es reducir la chance de que eso suceda.