Mundo D

Tablada fue el único que festejó

La institució­n de Villa Warcalde no pudo con el ahora tricampeón Hindú. El Blanquineg­ro no mostró su mejor imagen y el ganador supo leer mejor la final en el Casi.

- Enviado especial a Buenos Aires Joaquín Aguirre jaguirre@lavozdelin­terior.com.ar

L as lágrimas inundaron todo. Cuando el árbitro Federico Anselmi dio por terminado el juego y decretó que Hindú era el tricampeón del Nacional de Clubes, hasta el más duro entre los 1.300 simpatizan­tes de Tala se quebró. Es que el 20-10 en favor de los de Don Torcuato fue un golpe inesperado, una puñalada al corazón de una ilusión tan inmensa como la historia de la institució­n de Villa Warcalde.

Bronca e impotencia se entremezcl­aron luego de 80 minutos en los que el equipo bonaerense neutralizó con inteligenc­ia cualquier iniciativa de Tala.

El blanquineg­ro tuvo lapsos en los que pareció un equipo desconocid­o, muy lejos de la imagen que mostró en los últimos tiempos. Desapareci­ó su rugby integral y dinámico que desestabil­izaba a cualquier oponente. Lento, impreciso en el juego con las manos, demasiado frontal y previsible. El equipo de Horacio Ambrosio jugó un partido que nadie imaginó. Le faltaron variantes e Hindú acertó al leer cada una de sus intencione­s. Recién en el minuto 42 del primer tiempo, Nicolás Cantarutti se iluminó y habilitó a Germán Schulz con el pie a espaldas de la defensa rival. El potente wing se llevó a la rastra a tres marcadores y aterrizó en el in goal rival, aunque el árbitro no convalidó el try. Esa sola jugada sirve para graficar la escasez de ideas de los cordobeses.

Ni siquiera con dos jugadores de más (Hindú sufrió dos amarillas y la lesión de su medio scrum titular), Tala pudo sacar ventajas ante un rival práctico y que desde el primer minuto entendió a qué debía jugar.

“En el primer tiempo planteamos más juego, por ahí hicimos mucho desgaste en nuestro campo y cuando pasamos al de ellos no supimos concretar. En el segundo, ellos tomaron más la iniciativa, tuvieron un poco más la pelota y fueron un poco más sólidos en los puntos de contacto”, analizó el capitán Rodolfo Ambrosio.

“En realidad, teníamos pensado otro juego que al principio no se nos podía dar por mérito de Hindú y después tuvimos que empezar a jugar más tácticamen­te porque estábamos teniendo mal manejo de pelota”, agregó.

Hindú, que marcha en un extraño séptimo puesto en el Top 12 de la Urba, se aferró a su oficio para quedarse con el título. Un simple número vale para ilustrar su hegemonía: en los últimos años, en el Nacional de Clubes jugó 10 finales y de las cuales ganó en ocho oportunida­des.

“Quisimos imponer nuestro juego, pero la lesión de Lucas Camacho nos obligó a hacernos fuertes en defensa. Tala es un gran equipo y con grandes jugadores. Sino nos hacíamos fuertes en defensa iba a ser una tarde muy larga”, sostuvo el apertura Santiago Fernández, que regresó luego de una década en el rugby profesiona­l de Europa.

Luego de recibir su medalla de subcampeón, el plantel de Tala, aún conmovido, aplaudió al de Hindú. Fue un gesto de hidalguía en medio de tanta desazón.

 ?? (TÉLAM) ?? No pudo con el tricampeón. Franco Brarda intenta un avance de Tala con el apoyo de José Basile. Hindú fue superior.
(TÉLAM) No pudo con el tricampeón. Franco Brarda intenta un avance de Tala con el apoyo de José Basile. Hindú fue superior.

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