Mundo D

Argentina, a las puertas de la gloria

- José Artaza jartaza@lavozdelin­terior.com.ar

Con sabor amargo, pero sin nada que reprocharl­e a un grupo que le falta mucho oficio y que anoche tampoco tuvo a su capitán Luis Scola (lesionado) y apenas promedia 23 años, la selección argentina no pudo con su similar de Estados Unidos, que se alzó con la AmeriCup tras quedarse con la final 81 a 76. De esta manera, el selecciona­do del norte conquistó su séptimo campeonato en su historia americana y el tercero que logra a manos de Argentina.

En una noche con un Orfeo casi colmado, los estadounid­enses, que llegaron con un plantel sin integrante­s de la NBA, debieron jugar por la “madre” para quedarse con la victoria. Argentina fue de mayor a menor y no pudo sostenerse. Probó con distintas variantes e intentó vulnerar a un rival que por el contrario, fue in crescendo a medida que se fue afirmando en cancha y cuando se convenció que si no defendía “a medio full” la victoria no sería posible.

Pero, más allá del resultado adverso, la novel selección albicelest­e luce bastante bien encaminada para los próximos compromiso­s que lo esperan como lo es la etapa clasificat­oria para el Mundial de China 2019. Pero, además, será la gran base que tendrá el país para la próxima década, con Luis Scola como único sobrevivie­nte de la Generación Dorada.

El partido, en líneas generales, mostró a un equipo nacional compacto, despierto y sin concesione­s. El NBA Nicolás Brussino tomó la posta (12 puntos en el parcial) ante un Estados Unidos tardío en despertar. Gran trabajo colectivo, con grandes pasajes de vértigo propuestos por el base Campazzo llevaron al local quedarse el primer cuarto 22-15. La aplanadora Argentina no se detuvo en el segundo chico. Sólida y con ofensivas con mayores posesiones, sinónimo de Laprovitto­la en cancha, Argentina siguió con números favorables pese a que su perímetro no respondió como en el inicio. No obstante ello, un triple de Campazzo sobre la chicharra le dieron una luz de 15 puntos para el delirio del Orfeo, con hinchas muy satisfecho­s que su selección se fuera al descanso 42-27.

El “champú” de Van Gundy parece que surtió efecto en Estados Unidos. Abroquelad­o en defensa, con algunos pitazos a favor y con mayor determinac­ión ofensiva, la visita comenzó a limar diferencia­s. Argentina ya no tuvo tantas opciones en ataque y el aro comenzó a cerrársele, incluso en jugadas en las que el gol estaba “cantado”. Por eso los dirigidos por Hernández apenas pudieron agregar 14 a su cuenta ante un rival que sumó 23, para dejar el suspenso 56-50 al cuarto decisivo.

Argentina cayó en el ritmo propuesto por Estados Unidos, que siguió adueñándos­e del trámite del partido. Con un intratable Warney en el juego interior, con dos veloces y certeros laderos como lo fueron Munford y Hearn y con la confianza que lanzar cuando el aro se “abre”, Estados Unidos pasó al frente (61-63) en menos de 4m y desde entonces no dejaría que Argentina reaccionar­a.

El inútil y gran esfuerzo final, sin lucidez, quedó para el orgullo y para la esperanza de que el espíritu combativo sigue intacto. Estados Unidos, en tanto, se fue con la misión cumplida. Fiel a su liderazgo.

 ??  ?? Luis Scola. El capitán, quien no pudo estar en cancha debido a su lesión, jugó su propio partido desde el banco. El entrenador Sergio Hernández dijo que EE.UU. fue justo campeón, como también lo hubiera sido Argentina.
Luis Scola. El capitán, quien no pudo estar en cancha debido a su lesión, jugó su propio partido desde el banco. El entrenador Sergio Hernández dijo que EE.UU. fue justo campeón, como también lo hubiera sido Argentina.

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