Mundo D

Videla habla de su desafío en Instituto

- Hernán Laurino hlaurino@lavozdelin­terior.com.ar

Ezequiel Videla volvió y quiere demostrar que está bien. Habla de su decisión de vida y de cómo llegarán al debut.

Amy lo mira fijo a los ojos y mientras se le escapan unas lágrimas lanza la frase que será determinan­te. Demoledora. Y que obligará a Ezequiel Videla a tomar decisiones en su vida.

Su hija Amy va a decirle ahora, ya mismo, estas palabras, en forma de pregunta, que cambiarán todo:

“Papá, ¿por qué tenemos que estar lejos de los abuelos, los tíos y los primos? ¿Por qué no podemos estar acá, con ellos?”.

Entonces, el Ezequiel Videla papá cambiará el rumbo de la carrera del Ezequiel Videla futbolista.

Para los que lo conocen y se criaron junto a él en Cosquín, no será nada extraño. “El Mono”, un apodo que lo acompaña desde niño, no es un tipo común. Y mucho menos tiene “cabeza de futbolista”.

“El Ezequiel nació siendo un viejo, como le decimos nosotros. Ya cuando era chico parecía ser el hermano mayor de todos nosotros. Para él lo material es secundario. Es un tipo de otra época”, lo define uno de sus íntimos, que prefiere no ser nombrado.

Para Videla cualquier ofrecimien­to de equipos de Primera División con jugosos contratos puede quedar de lado cuando sabe que su hija no será feliz. Y así será.

Racing de Avellaneda, donde era (y es) ídolo y dónde salió campeón, decidió que su tiempo en el club había pasado. Que era “prescindib­le”.

Entonces, ese combo (la decisión del club y el pedido de su niña) llevó a Ezequiel a tomar la determinac­ión de volverse a Córdoba.

Rechazó propuestas de equipos de Primera y aguardó silenciosa­mente que Instituto le volviera a abrir las puertas.

No se fue bien del club en la temporada 2011/12, es cierto. Un encono personal con la dirigencia de esa época lo hizo salir de la institució­n de un modo que no era el suyo.

Pero el tiempo cerró las heridas, aunque al “Monito” la espina de ese ascenso que no se pudo dar le quedó grabada a fuego.

“Siempre me decía que iba a volver, que tenía la espina clavada. Que si Instituto lo iba a buscar, iba a decir que sí. Y así fue… Como es él, de palabra”, lo define otro de sus cercanos. Ahora, habla Videla

“Estoy muy contento en este regreso a Instituto, estamos trabajando muy duro con el cuerpo técnico y los chicos. Todos sabemos cómo es esta época de prepa- ración. Pero ya vamos sumando más minutos de pelota, con partidos amistosos y eso es muy importante. Estamos armando un lindo grupo, que también es un punto muy valioso y algo clave para lo que se viene. Va a ser un torneo muy complicado, muy difícil. Y nosotros tenemos que estar preparados desde los pies hasta la cabeza. Va a ser un torneo muy complejo, cada uno debe asumir su responsabi­lidad y tenemos que explotar al máximo nuestro potencial. Para eso estamos trabajando”, le dice Videla a Mundo D.

La tarde soleada en el predio de La Agustina lo tiene a Ezequiel entrenando a pleno, pero también dándose ese espacio para disfrutar. Por eso charla con todos sus compañeros y aconseja a los que vienen surgiendo.

Como esa charla que tuvo con “Nacho” Antonio antes del partido frente a River por Copa Argentina, en la intimidad del hotel. “Un par de horas antes del partido con River lo fui a buscar a su habitación y le pedí algunos consejos. Ezequiel es un fenómeno, me dijo dos o tres cosas que no me las olvido más. Me ayudó mucho desde que llegó”, cuenta el propio Antonio.

A sus 29 años, Videla todavía es un jugador joven, con espacio para jugar cuatro o cinco años más en el máximo nivel.

Pero decidió volver a Córdoba y esa misma decisión abrió un debate y los rumores de siempre: “Está de vuelta”; “Debe estar roto”; “Ya no se debe poder ni mover”.

Los minutos que jugó ante River y los amistosos han dejado en claro que Videla está “intacto”, como afirman en el cuerpo técnico de Gabriel Gómez.

“En lo personal me siento muy bien, bien físicament­e. Estuve un tiempo largo con un parate por la decisión que había tomado yo de venirme para Córdoba. Transcu- rrieron varios días durante esos tiempos burocrátic­os, como se podría decir, que duró mi salida de Racing de Avellaneda y la llegada a Instituto. Había varios temas que resolver para lograr mi salida. Y fueron días donde también estuve pensando mucho, reflexiona­ndo. Tratando de estar con los míos. Ya pasó esa época de mini vacaciones y me siento muy bien, con muchas ganas y bien desde lo físico”, aclara “el Monito”. –¿Con qué Videla se va a encontrar el hincha de Instituto?

–Creo que el hincha de Instituto se va a encontrar con un Videla más maduro, más viejito también (risas), pero tengo más experienci­a y eso te ayuda a resolver muchas cosas. Es otra etapa de mi carrera, pero me siento preparado. Si no, no estaría acá. Yo estoy deseando que las cosas salgan de la mejor manera. Vine a sumar como vinieron todos y ojalá que salga todo bien. Tengo la sensación que se está armando un lindo grupo y vamos a luchar por ese premio que queremos todos, que es el ascenso. –¿Qué cosas sentís que han cambiado en tu juego?

–El tiempo y los años me han dado algunas mañas más, también jugar en Primera te hace un jugador distinto, con otros recursos. En lo físico me falta todavía un poco para estar en mi plenitud. Y también soltarme algo más con la pelota, por una cuestión lógica de tiempos de trabajos. Todos sabemos el contratiem­po que sufrimos y lo que significó tener que jugar contra River en las condicione­s que estábamos. Pero lo afrontamos con mucha dignidad. Seguir sumando unos minutos más de fútbol nos van a venir bárbaro para llegar a la primera fecha en una buena forma.

–Los que te conocen afirman que tenés una espina clavada en Instituto… ¿Es así?

–Sinceramen­te, estoy muy ansioso de que comience este campeonato. Porque quiero hacer un buen papel desde lo personal en este regreso a Instituto. Ya lo dije, tengo una espina clavada y quiero demostrar que estoy bien, que puedo darle cosas a este club, al que estoy agradecido por confiar en mí y darme esta nueva oportunida­d. Entiendo que la gente también está muy ansiosa y ojalá le podamos cumplir. Voy a darlo todo para que así sea. Aquí, Cosquín Los más de 50 kilómetros que ahora lo “acercan” a Videla a su ciudad natal, son otra inyección de ánimo para Ezequiel, que tiene en su pueblo su gran refugio. El lugar donde están sus afectos y la gente con la que más cómodo se siente. Sólo falta allí su papá “Cacho”, quien no está físicament­e pero igual lo acompaña. “Mucha gente no se imagina lo importante que es para mí estar cerca de la familia, de mi Cosquín. Hemos vivido tiempos difíciles últimament­e, con cosas muy difíciles de explicar que pasan en todo el mundo. Y uno si valoraba la familia y el tiempo que pasa con ellos, ahí empezás a valorar el doble. Tengo mi nena, Amy, de ocho años, que sufre mucho la ida de los familiares, la distancia… Me ha pedido estar más cerca de la familia y para mi fue algo muy fuerte, que me obligó a repensar muchas cosas”, cuenta.

“Considero que si bien esta es la carrera que uno hace, que es corta, y que tiene estas cosas como la parte negativa, que son sacrificio­s que se deben hacer, tenía que hacerlo por ella. Y tomé esta decisión. Algunos me entenderán y otros no. Pero para mí la familia es algo muy importante. Ahora veo a mi nena feliz y eso me llena. A mí también me hace muy bien estar cerca de mis hermanos, de mi vieja, de la familia de mi señora (también son de Cosquín)… Ojalá que salga todo bien en esta apuesta que hicimos. Esto es fútbol, después vamos a empezar a renegar, a sufrir como se sufre en cada campeonato, en cada partido. Pero creo que cerca de la familia y de los amigos, tiene otro sabor. Ojalá salga todo bien, porque no le quiero fallar ni a ellos ni a Instituto”.

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(PEDRO CASTILLO) Se prepara con todo. Ezequiel Videla trabaja a pleno en el predio de La Agustina para llegar a su mejor forma. El cuerpo técnico lo ve muy bien. Llegará “OK” al debut.
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 ??  ?? Las que están siempre. Videla junto a su mujer Carolina y su hija Amy, que sería clave en este regreso a Instituto.
Las que están siempre. Videla junto a su mujer Carolina y su hija Amy, que sería clave en este regreso a Instituto.

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