El Instituto de Gómez
Siempre con el criterio de salir con pelota al piso, el renovado equipo de la Gloria mostró algunas de sus intenciones. Sumó tres puntos que sirven y mucho.
Instituto debió trabajar más de la cuenta para doblegar ayer a Brown de Madryn por 1 a 0 y de penal, pero en Alta Córdoba se rescató y se celebró con euforia no sólo una victoria que implica empezar con el pie derecho un torneo, sino ciertos rasgos del juego del equipo que combinaron actitud, juego y algunas actuaciones individuales que generaron expectativas.
Instituto se plantó en la cancha con una línea de cuatro en el fondo. Por delante de la defensa se ubicaron Ezequiel Videla y Maximiliano Correa, con función de salida del equipo razón por la cual por momentos se ubicaban entre los centrales para desde allí descargar hacia adelante.
Siempre con el criterio de salir con pelota al piso, desde el doble cinco la pelota buscaba preferentemente a Ricardo Blanco como generador de juego ofensivo por el medio, a Guido Mainero para que desbordara por derecha y en menor medida a Javier Fernández para llegar por izquierda. Con estilos claramente diferentes Blanco y Mainero se las arreglaron para cumplir su función en distintos momentos del partido, el “10” con tendencia a jugar de primera, buscando llegar con pases quirúrgicos, y Mainero imponiendo su empuje y llevando defensores a la rastra. El destinatario de todo este esfuerzo en gran medida era Olego el hombre de área.
Así planteado el funcionamiento albirrojo, Brown planteó su juego sin meterse demasiado en el fondo desplegando una presión en la salida para complicar la intención local de generar juego desde el fondo con pelota al piso y en lo posible generar el error para facturar.
Aún así en los primeros 15 minutos, Instituto se las arregló para generar: un cabezazo de Olego casi termina adentro tras un centro de Mainero, luego Blanco le filtró otra pelota al delantero y a los 15 minutos Aprile sacó sobre la línea un frentazo de López. Luego Brown estabilizó el partido y los albirrojos debieron esperar hasta final para que un tiro cruza- do de Goicoechea casi terminara en gol de Mainero.
En el segundo tiempo Brown parecía tener controlado el partido. Instituto no lograba llegar hasta el arco de Emanuel Bilbao. Si lo hizo fue por una avivada de Blanco en un lateral que tomó por sorpresa a la defensa y dejó a Javier Fernández frente al arquero, pero su disparo cruzado se fue desviado. Iban 10 minutos y ya el juego de Instituto se había desdibujado.
Había llegado el momento de los pelotazos improductivos de los que abundan en el fútbol argentino. Gómez movió el banco e ingresaron Castelli y Bailone. Una corriente de energía se sintió en la parte de arriba del equipo que volvió a presionar con intensidad, aunque sin ideas, sobre la defensa de Brown, circunstancia que a los 27 derivó en un penal sobre Bailone. Facturó Blanco y luego el 1-0 se aguantó sin mayores problemas. Así Instituto comenzó a caminar con el pie derecho el nuevo torneo.