Mundo D

La fiesta deberá esperar

La “B” jugó un partido flojito y sólo pudo rescatar un punto en su casa frente a Tigre. Otra vez su arquero lo sostuvo en juego con un par de atajadas importante­s.

- Pablo Ocampo pocampo@lavozdelin­terior.com.ar

un hombre y dos mujeres fueron detenidos por intentar cobrar 100 pesos por estacionar en las cercanías del gigante. más informació­n en página 21 de la sección a.

Justo en la antesala del clásico, no pudo ser un dos sin tres, porque el Pirata debió conformars­e con un empate en cero ante Tigre en la cuarta fecha de la Superliga en un Gigante casi a pleno.

Fue una noche cargada de incertidum­bre desde la llegada misma de la delegación hasta que el mal árbitro Federico Beligoy dio por terminado el partido. Porque arrancó con la salida de tres titulares que el jueves estaban “casi para jugar” y ayer quedaron afuera. Sin Cristian Lema, Santiago Martínez y Jorge Ortiz, se rearmó la “B” con lo que tiene, Brunetta fue de Ortiz, Riojas de Lema, Lértora de Martínez y Sequeira de Brunetta. Y así salió a pelearle a Tigre, hasta que pudo y cómo pudo en largos pasajes del juego.

La victoria en La Paternal hizo elevar las ilusiones de los hinchas que esperaron dos años para gritar dos triunfos seguidos e imaginar tres pareció imposible a lo largo de todo el encuentro, porque nunca estuvo tan lejos ni tampoco cerca como para esperarlo. La posesión, las buenas intencione­s del primer tiempo y el mayor manejo territoria­l fueron buenas intencione­s más que una marcada supremacía.

El “viejo” Caruso leyó el partido con paciencia y empezó a dar indicacion­es para que sus muchachos se desplegara­n mejor y enredaran a un Pirata que ya no pudo con sus ganas y fue caminando hacia lo que propuso la visita. La fiesta no pudo ser completa porque después del arranque prometedor llegó la vieja imagen de un equipo luchador y poco claro.

Brunetta tenía que ser Ortiz o Suárez, pero fue muy Brunetta, con lo que sus gambetas fueron casi improducti­vas en todas las ocasiones. Sequeira peleó por su lado y el equipo eligió ese sector para lastimar, pero no hubo caso. Siempre fueron más aproximaci­ones que heri- das mortales a un visitante que, acomodado a su juego, esperó y de contra tuvo un par de chances claritas.

Livianito por demás

Sin Epifanio García en cancha porque se fue lesionado, Belgrano creció en su juego livianito, en especial en el medio y en ataque. Los choques siempre favorecier­on a Tigre, Brunetta ya no estuvo en cancha, Ramis pareció falto de fuerza y Sequeira se diluyó.

Después ingresó Figueroa que corrió y no recibió un centro, Brener intentó darle profundida­d por derecha, pero el juvenil hizo lo que pudo y no fue mucho más que los que habían dejado la cancha.

Cuando Tigre se quedó con uno menos a falta de un puñadito de minutos, el juego se hizo mañoso del todo. El Pirata empujó, pero en este juego, el que empuja no siempre gana y sin ideas se diluyó.

La gente le puso ese condimento que tiene un público fervoroso capaz de ver a su equipo pelear más que jugar, pero pidió “huevo” y lo tuvo. Pide que el clásico se juegue en Alberdi y todo indica que así será, pero no pudo ver un buen partido ni la tercera victoria en fila de sus muchachos.

Qué antes se perdían estos partidos, puede ser. Qué ha sumado un punto importante porque servirá al final de la cuenta, también es cierto. Pero que debe mejorar y entender que no se trata de correr y correr, también lo es.

La fiesta en Alberdi ahora tiene su próxima estación el 15 de octubre, en la sexta de la Superliga y allí será el tiempo del clásico, el que vestirá a un barrio de carnaval que esperará con ansiedad que todo lo que se palpita afuera sea devuelto desde el campo de juego.

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(SERGIO CEJAS) Lucha en las alturas. Stracqualu­rsi le gana arriba a Godoy. En el Gigante, Belgrano arrancó mejor, pero luego se diluyó ante Tigre.

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