Mundo D

El nivel de los árbitros no habilita ciertos desatinos

- Joaquín Balbis jbalbis@lavozdelin­terior.com.ar

Vergüenza ajena o, como mínimo, cierto rechazo. Esa es la sensación que generaron el sábado a la noche las declaracio­nes de Ariel Holan, entrenador de Independie­nte, uno de los cinco clubes denominado­s “grandes” en el fútbol argentino.

El Rojo había perdido 1-0 con Godoy Cruz en Mendoza y su técnico, hombre que se destaca por la mesura, lanzó al aire un análisis que focalizó el primer problema fuera de su plantel y de la responsabi­lidad que él tiene como conductor. Holan afirmó: “Nos están pasando cosas raras con los arbitrajes. Estoy muy enojado y muy molesto. ¿Hay otros equipos grandes a los que les cobren cuatro penales seguidos o les anulen dos goles? En la Copa también hubo un penal inventado y los inventos duelen, porque esto es fútbol profesiona­l y está en juego el trabajo de los técnicos y jugadores”.

De sus palabras se infiere que a los poderosos no les pudieran pitar en contra por más que las faltas existan. El año pasado, Guillermo Barros Schelotto recurrió a una retórica similar cuando marcó que a Boca no le sancionaba­n penales a favor hacía mucho, cuando la realidad era que un repaso dejaba expuesto que casi ni había tenido chances de que eso sucediera. Ahora es Holan, DT de un club cuyo presidente es Hugo Moyano, “vice” de la AFA, quien apela a una movida del tipo. Si se comparan las declaracio­nes de Juan Sánchez Miño apenas finalizó el partido (habló más de fútbol) y luego en zona mixta (se refirió más al juez), se percibe que en el camarín rojo se priorizó apuntar al internacio­nal Patricio Loustau, quien en la jugada clave estaba a centímetro­s de donde se concretó el agarrón del defensor visitante al local Cristian Báez.

De lo sucedido hay dos lecturas. Primero que los protagonis­tas, en especial los entrenador­es, deben ser los primeros en medir sus expresione­s porque marcan el ejemplo por seguir. Y aunque la razón les asista, lo aconsejabl­e es que hagan de la cautela un culto. Si ellos encienden la mecha, qué queda para ciertos jugadores o hinchas. Y si se queja Holan, ¿qué dirán por ejemplo en Chacarita, que sufrió dos rojas insólitas ante Talleres, o en Argentinos, perjudicad­o antes del penal para River?

La otra se relaciona con el nivel de los árbitros, quienes son discretos y deben mejorar bastante porque todas las fechas hay alguna polémica. Eso es preocupant­e, pero no habilita ciertos desatinos.

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