Mundo D

Las historias de los Graieb

El fútbol los reunió en Argentino Peñarol –ahora son DT y ayudante de campo de la local–, como cuando fueron jugadores de Talleres y de Huracán, donde vivieron el susto de Diego en 1999. Las anécdotas imperdible­s con Daniel Willington y cómo llegaron a ba

- Hugo García hgarcia@lavozdelin­terior.com.ar

Diego y Rodolfo Graieb se saben de memoria el Martín Fierro, sobre todo ese pasaje que dice y obliga: “Los hermanos sean uni- dos porque ésa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”. Y así ha sido para los mellizos que nacieron hace 43 años en Río Ceballos.

Debutaron y ascendiero­n dos veces con Talleres (imperdible­s anécdotas con Willington), con paso previo por Las Flores y fueron a Huracán. Diego asustó a todos cuando lo salvó el doctor Locasso tras el choque con Cristian Ruffini; “Rodo” hizo historia en Lanús al ser el capitán del campeón 2007 y su hermano se convirtió en un trotamundo­s (Racing Ferrol de España y Deportivo Suchitepeq­uez, de Guatemala). “Hasta laburamos juntos en Futbolista­s Agremiados en 2002”, advierten a Mundo D.

Tras dejar el fútbol, el exdelanter­o volvió de gerente a Talleres en una experienci­a fugaz; el exlateral se hizo DT de inferiores en Lanús y ambos se reencontra­ron en Argentino Peñarol. Tras la ida de Daniel Albornos, Rodolfo se hizo cargo (era manager y tuvo un primer paso el año pasado) del equipo y Diego continuó como ayudante de campo. Estuvieron en el primer equipo y ahora pasaron a la división local.

“Llegamos al club hace un tiempo. Nos llamó Sergio Fittipaldi para su proyecto en Argentino Peñarol”, dijeron ambos y siempre con la clásica aclaración sobre quién es quién. “También sucede con los jugadores y pasó con los hinchas a la hora de las puteadas. Ja”, agregaron quienes además de DT, también comenzaron a conocer la función del manager.

“Teníamos conversaci­ones con Albornos, con quien fuimos compañeros en Talleres. En un momento, ingresa como manager al club que ya era conducido por un presidente que quería hacer cosas diferentes para su crecimient­o. Nos dieron la oportunida­d de dirigir el Federal B. Era un fierro caliente como ahora. Nos fue bien. Salió de la zona de descenso y pudo jugar un año más en el Federal B. Pero se apunta a algo más”, dijo Diego.

“Primero estuve como DT; luego me fui a España, para establecer un proyecto integral con clubes europeos para Peñarol. Siguió Albornos y a mi regreso, fui manager. Con peso en decisiones y en fijar valores para los chicos. Porque formamos personas antes que a jugadores. Así cambia el rumbo del club. Con un proyecto”, dijo Rodolfo Graieb.

–“Rodo”, pasaste a inferiores de Lanús. Te imaginamos DT...

–Me vine a Córdoba para acompañar la enfermedad de mi suegra e hice bien. Fue un momento difícil de la familia. Pero, cuando uno se va de un lugar, hay que volver a sembrar. Llegué a ayudante de campo de Gabriel Schurrer y en reserva fui campeón. Me siento maduro y preparado. Como mi hermano. Vienen nuevos desafíos.

–Diego, la última vez, te vimos en un comité de notables de Talleres que duró nada…

–Fui difícil. Llegué de Uruguay donde había sido mánager en Rampla Juniors. Cuando me llamó Escribano (entonces presidente del Fondo de Inversión de Talleres, hoy vice), no dudé. No tenía el orden actual. Me fui por un ambiente que hablaba mal de mí. Me fueron. Gente que tomó decisiones en mi contra. Quisieron ensuciar mi nombre. Me hubiera quedado a vivir en Talleres.

Comienzos en Río Ceballos

“¿Quién pudiera tener la madurez de hoy para jugar a los 20, no? Para todo. No sólo para lo futbolísti­co. No hicimos inferiores. Salimos de la liga de Río Ceballos. Salen pocos. Del día a la noche hicimos un año en Instituto con Diego Klimowicz y fuimos campeones. Nos probamos en Talleres. ‘la Wanora’ Romero nos quería, pero tenía el equipo armado. Nos pidió que fuéramos a Las Flores. Firmamos y jugamos. A los 16 años. Nos compra Talleres con una anécdota bárbaro”, cuenta Diego.

“Binello me ve jugando de ‘5’ contra Talleres en la última fecha. Diego estaba suspendido. Al partido siguiente volvemos a jugar porque el fixture se daba vuelta, con la diferencia de que Diego jugó y arriba y yo no, por estar suspendido. ‘Traigan ya a ese pibe. Juega de todo e hizo dos goles’, dijo Binello. Y fuimos los dos a Talleres. Uno les cuenta a los pibes en Peñarol para que sepan que pueden llegar. Igualmente, siempre necesitas de Dios. El de Arriba nos tocó. En el debut se lesionaron Montenegro y Shaffer que eran los titulares. Me llamaron a un teléfono público de la plaza de Río Ceballos para convocarme a entrenar con la Primera. Si no jugaba bien, no debutaba”, recuerda Rodolfo Graieb.

–Ja. Sino, me ponía a mí. Si éramos iguales. (DG)

–Debuté con Chicago y siempre jugué de titular. (RG)

–Y el mío fue después porque me tocó el servicio militar en la Aerotransp­ortada 4. Siempre me tocó lo peor; Rodolfo se salvó de todo. El estreno fue con Chaco For Ever. Tiré caño y sombrero. Al partido siguiente le hice un gol a Chicago. Era bravo jugar. Estaban Ruiz Díaz, Boldrini, Osorio, Dertycia, Parodi. (DG)

La anécdota con “el Pelado”

“Concentram­os juntos y él (por Oscar Dertycia), que traía los modismos de España, le decía al DT: ‘Míster, este pibe me permitirá hacer muchos goles’. Entra a bañarse y me pide: ‘Diego, tráeme el neceser’. No sabía qué era. Yo le alcancé el botinero que era lo único que veía a mano. Entonces, se dio cuenta que le faltaba Champú. ‘Oscar. ¿Quiere que le de un peine?’, le pregunté tratándolo de usted. Se enojó tanto que salió de la ducha y me pegó una paliza. Jua. Nos hicimos muy amigos”, recordó Diego.

–Rodolfo, fuiste campeón con Lanús...

–Fue el primer título a nivel nacional. Nos hicimos amigos con Gustavo Bossio y Walter Ribonetto. Fuimos campeones en cancha de Boca. Sergio Pezzotta era el árbitro. “Terminalo que es la gloria”, le gritaba. Cuando lo hizo... se te pasa todo por la cabeza. Lo bueno y lo malo. En una milésima de segundo. Lo que vivimos juntos con Diego. Los ascensos con Talleres, Huracán y los momentos familiares difíciles. El título con Lanús para alguien nacido en Sierras Chicas. Creo que fui el primero.

“Diego, no me dejés”

El 31 de octubre de 1999 quedó marcado para siempre para los hermanos y el fútbol argentino que recibió un susto increíble.

Diego Graieb, delantero de Huracán, chocó con Cristian Ruffini, volante de Banfield, y se desplomó sobre el césped, mientras su hermano Rodolfo, también titular en el Globo, corría desesperad­amente hacia él. En ese momento, comenzó la desesperad­a lucha del cordobés para vencer a la muerte. Iban 19 minutos del segundo tiempo y Banfield ganaba 1 a 0 en Parque Patricios. Sufrió un traumatism­o de cráneo con pérdida del conocimien­to lo que le provocó un paro cardiorres­piratorio, además de una contusión en el hombro derecho. Tras 10 minutos de máxima tensión, el médico local, Edgardo Locasso (ya fallecido) y Daniel Arias, kinesiólog­o, lograron resucitarl­o.

“Fue bravo. Pero mis recuerdos son por las imágenes de TV y de antes de jugar. Los momentos más duros se los bancó mi hermano, mis compañeros y quienes me asistieron. El primero que llegó fue Godoy y me dio vuelta. Luego entraron el doctor Locasso y el kinesiólog­o Arias. Ellos me revivieron. No recuerdo haberme despertado allí sino en un pasillo de luces, ya en la clínica de la calle Mitre”, recordó Diego.

“Yo era el capitán del equipo. Estaba a unos 10 metros del choque. Cayó como una bolsa de papa. Pero me asusté mucho cuando Locasso expresó: ‘Tiene un paro’. De jugar un partido a vivir un hecho en el que podía morirse tu hermano. Le agarré la cabeza y le dije: ‘No me dejés’”, recordó Rodolfo.

“Sirvió para que mucha gente tomara conciencia de que debían habilitars­e accesos para que las ambulancia­s pudieran entrar de forma inmediata a un campo de juego. Como los paredones. Yo la puedo contar; otros, no”, cerró el exdelanter­o de Huracán.

“Todos llorábamos. La gente quería entrar a la cancha. Fue horrible. Cuando se despierta, el árbitro Furchi reanudó el juego. ¿Para qué siguió el partido? Se lo dije. Me lo pregunté. Lo jugamos por la presión del entorno y la TV. Mis viejos se vinieron en auto por el miedo de que yo les mintiera. Gracias a Dios, pasó y él no se acuerda de nada”, comentó el exlateral.

El resultadis­mo y la violencia

–Veo mucho inferiores. Trabajé cuatro años para una empresa alemana pasando en informes y vi cosas feas. Como sociedad estamos enfermos y lo trasladamo­s al fútbol. El deporte es vida; no sinónimo de violencia como la que tratan de ejercer algunos padres. (DG)

–Tampoco hay que legitimar la violencia. Vi que le hacían una nota a un jugador de un club grande y él decía: “Está bien que la gente insulte. Tiene derecho”. No está bien y no hay que validarlo. Es difícil cambiarlo, pero hay que empezar de abajo. (RG)

Riendo con “el Loco”

Daniel “el Loco” Willington fue el entrenador que más marcó a los hermanos Graieb. Acá un podio de tres anécdotas vividas por ellos en Talleres.

Diego tomó la posta y recordó: “Te daba consejos. Era muy didáctico, ja. Nos decía: ‘Pelotudote 1 y 2. Un día iba por la peatonal de la mano con mi señora. De repente, me dieron con un diario en la frente. ‘Tenías que estar atento. Siempre’, me dijo Daniel. ‘¿Cómo le va señora?’, saludó a mi mujer y me dijo que a la tarde nos veíamos en la práctica.

Luego, Rodolfo, referenció: “Fornero se lastimó la mano y empezó a gritar: ‘Me lastimé la muñeca, me lastimé la muñecaaaaa’. Willington salió del banco y le dijo: “¿Qué te pasa?”. Y Fornero le dice:“¡¡¡Me saqué la muñecaaaa!!!”. Y Daniel, tremendame­nte timbero, le constestó: “¡¡¡Con qué número!!!”.

Y el propio entrenador de la local de Argentino Peñarol cerró con una imperdible. “Una vez fuimos a la cancha de Gimnasia. Estaban Márcico, los mellizos Barros Schelotto. Unos monstruos. Vamos a la charla y, luego, llega el momento de marcar en las pelotas detenidas. Daniel y Trignani, que era su ayudante, habían asignado todas las marcas, menos a Chacoma, que al verse sin tarea, pregunta: “Daniel. ¿A quién agarro yo?”. Y Willington dijo: “¡¡¡Y vos agarrame estaaaaaa!!!”.

 ?? (FACUNDO LUQUE) ?? Hombres de fútbol. Jugador, entrenador, mánager. Todo eso hicieron Rodolfo y Diego Graieb. Hoy trabajan en Argentino Peñarol.
(FACUNDO LUQUE) Hombres de fútbol. Jugador, entrenador, mánager. Todo eso hicieron Rodolfo y Diego Graieb. Hoy trabajan en Argentino Peñarol.

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