De Manchester a Alta Córdoba
En 1933, el fútbol cordobés se profesionalizó e Instituto apostó en grande: contrató a Lance Richardson, arquero del Manchester United.
CABE RECONOCER QUE INSTITUTO HA HECHO UNA GRAN ADQUISICIÓN Y QUE LOS AFICIONADOS QUE EN CRECIDO NÚMERO CONCURRIERON A VERLE ACTUAR NO FUERON DEFRAUDADOS. Diario “Córdoba”, 13 de marzo de 1933
“Jugar en la Liga Cordobesa me daba mayor ‘vidriera’ que si lo hacía en la Liga Inglesa”.
No se trata de una ironía. La frase inicial pertenece a Alberto Tarantini, campeón mundial de 1978, quien al año siguiente de haber alzado la Copa Fifa, prefirió abandonar al Birminghan City para firmar contrato con Talleres, que por entonces actuaba en los torneos de la Liga Cordobesa.
Su caso es por demás conocido y desde entonces se creía que “el Conejo” había sido el primer profesional “importado” del fútbol inglés para actuar en nuestros clubes. Pero la historia del fútbol cordobés siempre se reserva algunas de esas perlitas que permanecen olvidadas durante décadas, guardadas en algún arcón y que obligan a una revisión.
En 1933, y después de acaloradas discusiones, el fútbol cordobés se incorporó al profesionalismo, una modalidad que ya regía en Buenos Aires, Santa Fe y Rosario. Y en ese contexto, con clubes invirtiendo “fortunas” para quedarse con los mejores valores del medio, Instituto sorprendió al ambiente con una noticia que, a los oídos de hoy, suena tan a broma como la frase pronunciada por Tarantini en 1979.
Lancelot Holliday Richardson, un arquero que había brillado en el Manchester United, rubricó su contrato con los de Alta Córdoba para convertirse en la gran atracción del primer torneo profesional de esta capital.
Y así como una vez se descubrió que los hermanos Ernesto y Rómulo Boglietti, vecinos del barrio General Paz, fueron los primeros argentinos en hacer pie en el fútbol europeo (jugaron para la Juventus de Italia desde 1909), Richardson también se puso el traje de pionero y fue el primer jugador inglés que actuó profesionalmente en Argentina.
“Big Lance”
Nacido en County Durham, Inglaterra, el 18 de agosto de 1899, lejos estuvo Richardson de ser un “jugador del montón” en la Liga inglesa. En su país había jugado para el Chopwell y el South Shields, hasta que en abril de 1924, el Manchester United pagó precio récord por su transferencia.
En el libro Manchester United, la biografía, escrito por el prestigioso periodista inglés Jim White en 2008, su paso está registrado en la presentación de la obra y en una de las páginas interiores.
“El pase más caro firmado por el gerente Chapman fue cuando pagó 1.000 libras esterlinas al Shields
por el magnífico Richardson. Pero la transferencia récord no resultó una panacea. ‘Big Lance’, como se lo conocía, años más tarde abandonó Old Trafford y se trasladó, tras un breve período en el Reading FC, a Argentina. Allí, escapando lejos del fracaso, estableció una exitosa hacienda en Córdoba, en la que trabajó hasta su muerte, en 1958”.
Richardson no había sido, sin embargo, el primer acercamiento de Instituto con el fútbol inglés. En 1929, su dirigencia había gestionado, sin éxito, la llegada del Chelsea para jugar un amistoso en el Parque Sarmiento, por lo que la llegada de Lancelot fue, de algún modo, la cristalización del sueño de contar con un referente de la cuna del fútbol.
“El Jony” de la Gloria
Lancelot llegó a Argentina en 1933 por su amistad con algunos trabajadores del Ferrocarril Central Córdoba –todos ingleses– y para reencontrarse con parte de su familia, que había heredado de Santiago Temple varias hectáreas en Yocsina y necesitaban ayuda para su administración.
Y como el “bichito” del fútbol todavía le picaba, se incorporó a Instituto por recomendación del gerente del Ferro Carril Central Córdoba. El club albirrojo todavía gozaba del prestigio ganado por el famoso equipo de “El Glorioso”, ganador de todos los torneos de la Liga Cordobesa entre 1925 y 1928.
El 12 de marzo de ese año hizo su debut en un amistoso ante Palermo, en la cancha de éstos en barrio San Vicente. Instituto goleó 4-1 y los diarios destacaron la labor de “Big Lance”, quien pareció no sentir el cambio de Old Trafford al potrero sanvicentino.
“Francamente merecida fue la aprobación de los amigos y merecidos los aplausos que el público tributó al guardavalla inglés. Jugó muy bien, atajó tiros difíciles y cumplió, en fin, una perfomance consagratoria”, lo evaluó el vespertino Córdoba, que también hizo un recuadro dedicado a su caballerosidad, por haber aplaudido vivamente una intervención de su colega rival, Moisés Otonello.
Richardson entrenaba por su cuenta en Yocsina y viajaba a Córdoba solamente para los días de los partidos. Pero una vez que empezó la temporada oficial, el arquero sorprendió a sus compañeros con una invitación insólita por aquellos años: realizar una concentración previa a los partidos. Para ello puso a disposición las grandes comodidades de su estancia en Yocsina. “Richardson los tendrá (a los jugadores) desde el viernes hasta el domingo a la hora de jugar, con el fin de que éstos no farreen por la ciudad. La ‘Maravilla del Manchester’ se preocupa mucho por el team”, publicó el mismo diario.
El inglés se mantuvo firme en su puesto durante las primeras nueve fechas de la temporada oficial, en las que se ganó el reconocimiento general. Ya era todo un personaje dentro del fútbol cordobés, cuando el 20 de junio anunció que se retiraría de la actividad por imposición paterna, que le asignó la administración de campos, más alejados de la capital cordobesa.
“La figura elegante y ágil del ‘Jony’ era ya tan familiar en nuestros fields como su atravesado castellano... En su paso fugaz, supo captarse las simpatías generales y aún más, llegar a triunfar en medio de la admiración de los incrédulos”, sostenía uno de los artículos publicados en la prensa cordobesa.
Deportista de ley, no pudo con su genio y mitigó su pasión por el deporte subiéndose a caballo para la práctica del polo. Lejos de su Inglaterra natal, Lancelot se ambientó perfectamente al suelo argentino y muchas veces se lo vio disfrutar con el mate en mano.
Richardson murió el 22 de septiembre de 1958 en la clínica Vélez Sársfield, víctima de un cáncer de esófago. “La Maravilla del Manchester” ya era historia grande. En Inglaterra y también en Alta Córdoba.