Mundo D

La “T”, la “B” y la Gloria, con diferencia­s técnicas

- Joaquín Balbis jbalbis@lavozdelin­terior.com.ar

Muy diferentes. Así son las realidades que les toca vivir a los entrenador­es de los tres clubes cordobeses que compiten en las dos principale­s categorías del fútbol argentino. Las realidades quedaron marcadas como pocas veces en tiempos recientes y el fin de semana las puso en evidencia quizá como nunca antes.

En esta comparació­n, es Frank Darío Kudelka, DT de Talleres, quien sale mejor parado frente a la coyuntura que les toca vivir a Pablo Lavallén (Belgrano) y a Gabriel Gómez (Instituto). En estas vueltas que plantea el fútbol, hoy es el turno de que el técnico nacido en Freyre disfrute de un presente consolidad­o y estable.

El conductor albiazul atraviesa un momento soñado, pese a que son varias las alegrías que experiment­ó en estos casi tres años que lleva al frente del primer equipo de barrio Jardín. El categórico triunfo sobre River el sábado pasado fue otro punto alto de este Talleres de Kudelka, que tuvo la virtud de lucirse y no relajarse frente a un rival debilitado, algo que no siempre se da. ¿Qué no se estaría diciendo ahora si ese River alternativ­o se hubiera llevado algo del Kempes? Desde que llegó para sacar a la “T” del Federal A, FDK tuvo un 65 por ciento de efectivida­d: en 94 partidos jugados, ganó 51, empató 30 y perdió sólo 13. Tremendo.

Pablo Lavallén, quien ayer debutó en la “B”, es el cuarto entrenador que tiene Belgrano en poco más de 14 meses. Luego de cinco años y medio con Ricardo Zielinski al frente del plantel superior, se pusieron el buzo técnico celeste Esteban González, Leonardo Madelón, Sebastián Méndez y, ahora, Lavallén. Son épocas “raras” para la historia reciente del club de Alberdi, que desde 2011 no sufría semejante inestabili­dad. El gran reto para Lavallén, los jugadores y los dirigentes es recuperar esa continuida­d, aunque ayer en La Boca hayan recibido un mazazo a esa pretensión.

El caso de Gabriel Gómez también es preocupant­e porque la directiva de Instituto apostó a él, para ser quien alimente el sueño de ascenso en el año del centenario y tan lejos está de lograrlo que, hoy, sólo un milagro haría que su ciclo no quede interrumpi­do.

Por esos estados se mueven hoy los entrenador­es de Talleres, Belgrano e Instituto. Cada uno está ante el desafío de mantener lo positivo o revertir lo negativo.

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