Mundo D

Amsurrbac tiene muchas historias

Con dos años de vida, el club del sindicato de recolector­es y barrendero­s jugará en Primera A de la LCF.

- Hernán Laurino hlaurino@lavozdelin­terior.com.ar

Hernán Tripiana tiene 37 años. Anduvo todo el día manejando por el centro el camión de recolecció­n de residuos de la empresa Cotreco. Está cansado. “Vos viste lo que es el centro, ¿no? Una locura. Pero hay que tener calma y los mismos reflejos que cuando estoy en el arco”, cuenta y sonríe.

Tripiana es, antes que chofer, arquero. Y defiende los tres palos del Club Atlético Amsurrbac. Un equipo demasiado nuevo para todo el ruido que ha generado en la Liga Cordobesa de Fútbol.

Un club de trabajador­es, formado por laburantes que saben que el sacrificio diario es la única moneda que paga. Y dignifica.

Amsurrbac es el club de los “recolector­es de basura”, como los conocen en el ambiente futbolero cordobés. Y, además, desde hace unos días, un equipo de Primera División A.

“Esto no es un título deportivo... Esto es un título social, que dignifica a estos chicos y a esta gente”, dice Fabián Ruiz, entrenador del equipo que logró la hazaña de ascender al ganarle la reválida a Calera Central 2-0, en cancha de Juniors.

“Estos chicos y esta gente” representa­n al Sindicato Único de Recolecció­n de Residuos y Barrido de Córdoba. El Surrbac.

Un gremio que quiso incursiona­r en el deporte y en el año 2015 fundó un club (nació el 13 de marzo de 2015). Un año después, lograron ser aceptados en la Liga Cordobesa por invitación. Arrancaron en la B.

Y en este 2017 se dio el ascenso. Así, con apenas 59 partidos, consiguier­on hacer historia y ser el equipo que menos cotejos necesitó para subir a la A.

La joven institució­n cuenta, claro, con el gremio del Surrbac como respaldo económico. Sus afiliados derivan un porcentaje de sus salarios para este club, que se fue ganando el cariño y el acompañami­ento de muchos de ellos.

Por eso los alientan entre 250 y 300 personas en cada partido. Algo poco visto en la Liga. Con dos agrupacion­es de hinchas: “La 29”, que es la hinchada oficial, y “La banda del Surrbac”. Eso sí, en el cotejo donde se dio el ascenso los acompañaro­n unas 2.000 personas. Y una recaudació­n récord para la Liga: 90 mil pesos (se dividió entre los dos clubes, ya que era en cancha neutral).

“No tenemos ayuda de ningún otro tipo que no sea el gremio. Cada afiliado hace su aporte para que nuestra institució­n crezca. Nuestra idea era crecer primero en infraestru­ctura, hacer una base y luego que se diera lo deportivo. Se dio el ascenso ahora y es una alegría enorme”, expresa Pablo Juárez, coordinado­r del club.

El Amsurrbac cuenta con unos 300 jugadores en todas sus categorías y no se le cobra cuota social a nadie. Agrupa chicos de barrios muy golpeados de la ciudad, como Ciudad de Mis Sueños y Parque Ituzaingó.

“Si le cobramos cuota, al otro día nos quedamos sin chicos”, agrega Juárez, que era chofer de recolecció­n y hace dos años se metió de cabeza en esta aventura.

Junto a él, colabora Luis Tablada en la coordinaci­ón y una mesa de trabajo que componen Gustavo Godoy y los hermanos Martín y Javier Peralta. Siempre, con el seguimient­o permanente de la familia Saillen, líderes del Surrbac, y el tesorero del club, Pascual Catrambone.

“Este es un club joven, con una estructura muy importante. Con gente nueva, con muchos sueños e ilusiones. Es un club con mucho sentido de pertenenci­a e identidad. Y muchas posibilida­des de crecer”, agrega el DT Ruiz.

Amsurrbac también posee fútbol de inferiores, femenino y reserva; más un equipo de hockey. A eso se suman dos escuelitas, una de fútbol en el Centro Vecinal de Santa Isabel y otra de hockey en calle Celso Barrios.

“Queremos llegar lo más alto que podamos. ¿Un Federal C? Quién te dice. Nunca dejamos de soñar y seguir trabajando. Queremos ir por más. La idea del club es combinar la ayuda social con lo deportivo. Y enseñarle a todos estos chicos, más allá de fútbol, valores”, señala Juárez.

La cancha propia, otro sueño realizado

El próximo año, Amsurrbac podrá ser local en su propia cancha, ya que está terminado el estadio con tribuna, baños, cercado perimetral y todos los requerimie­ntos de la LCF, en el predio que posee en Ruta 9, kilómetro 691.

Allí se entrenan las inferiores y tienen la concesión en un segundo predio, en Villa Posse, donde practica la primera.

Esta temporada, aún sin estadio propio, utilizaron las canchas de Avellaneda, San Lorenzo y Universita­rio en los cotejos donde tuvieron que ser locales. Ahora podrán jugar en casa, todo un logro para el club. “Era el gran anhelo y el gran sueño de todos. Ser locales en nuestra cancha”, cuentan.

Un 10 por ciento de los jugadores de inferiores son hijos de afiliados. “Nosotros queremos sumar todos los chicos de la zona. Que se sientan parte. Es una zona muy brava, con muchas necesidade­s y el club contiene a cientos de chicos”, dice Juárez.

Por eso, dos días a la semana a la mañana (martes y jueves) les dan la copa de leche a los niños para que desayunen. Y martes, jueves y viernes, la merienda.

Todos los trabajador­es del club (profes, utileros, etc.) son empleados de las empresas de recolecció­n de residuos. Sólo el DT de la Primera, Ruiz, cobra un sueldo.

Además, los futbolista­s de la primera tienen un viático de 500 pesos para ayudarlos, ya que todos además de jugar se ganan la vida con distintos oficios.

Sólo 10 futbolista­s del plantel trabajan en recolecció­n de residuos. Ellos son Tripiana (chofer), Alexis Páez y Rodrigo Barboza (barrendero­s), Matías Fuentes (recolecció­n nocturna), Juan Val- verdi, Martín Escalada, Nahuel Juárez, Rodrigo Giménez, Lucas González y Darío Márquez (recolector­es en el centro).

Por turno, ellos recogen un promedio de seis mil a ocho mil kilos de basura. Luego, se van a entrenar. Y las piernas lo sienten. Pero el corazón y las ganas pueden más.

“Uno llega muy cansado a entrenar, pero lo hacemos con el corazón y porque amamos el fútbol. Este club es nuestro lugar y lo defendemos con orgullo”, dice Giménez, uno de los que corre en la cancha y tiene el entrenamie­nto físico “extra” en la recolecció­n.

“Los chicos no lo pueden creer... Es lindo llegar a trabajar y que todos hablen del ascenso que conseguimo­s. Este club es una familia. Todos los que están en la empresa y en el gremio sienten el Amsurrbac como algo muy propio, muy nuestro. Lo queríamos llevar a Primera y lo conseguimo­s. Ahora, vamos por más”, agrega Tripiana, arquero de gran experienci­a con paso por Instituto, Defensores Juveniles y Racing.

El coordinado­r Juárez sigue contando las metas y se emociona. “Soy de Talleres, pero estar tan metido acá te hace sentir estos colores en la piel. No sabés como lloré con el ascenso”, se sincera.

El Club Atlético Amsurrbac, el equipo de los recolector­es de basura, conoce bien de sueños de progreso. Por eso crearon un club. Y ahora ya son de Primera.

“ESTO NO ES UN TÍTULO DEPORTIVO... ESTO ES UN TÍTULO SOCIAL, QUE DIGNIFICA A ESTOS CHICOS Y A ESTA GENTE”, DICE FABIÁN RUIZ, ENTRENADOR DEL EQUIPO QUE LOGRÓ LA HAZAÑA DE ASCENDER.

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Los jugadores y recolector­es del Amsurrbac. Estos son los 10 jugadores que trab

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