Belgrano volvió a marcar y a ganar
Un gol de Joel Amoroso, cuyo pase sigue perteneciendo a la Lepra, le permitió al Celeste volver al triunfo.
La ley del ex es implacable, algo así como divina y muchas veces hasta justa. Anoche, en Rosario, fue Joel Amoroso, aquel que se fue de la Lepra porque no le pagaron y porque lo trataron mal.
Fue el ex-Unión de Mar del Plata el que le dio con su botín derecho el triunfo a Belgrano por 1 a 0 ante un Newell’s, que dejó pasar su mejor momento para después ser un cúmulo de errores que le dieron vida al visitante y que terminó haciendo suyo un partido flojito en la aplicación de la nombrada ley.
Aquellos que decidieron silbar y silbar a Amoroso cada vez que la tocó en el Coloso, se fueron con los labios rojos por su fuerza para chiflar al ex y con el alma rota por el puñal que les clavó a dos minutos del final, y que enmudeció a un estadio que miró con resignación el triunfo del Pirata.
Supo Belgrano reordenarse y sacar adelante un partido que no fue bien jugado, sino más bien peleado por el cordobés que se las aguantó primero y se las ingenió después para torcer el balance final en su favor.
El arranque fue realmente complicado para el equipo cordobés, porque se vino la Lepra, empezó a asfixiarlo por todos los sectores y la peor cara del Celeste se mostró en el primer cuarto de hora. Ninguna pelota bien jugada, errores en los pases y desbordado por las bandas.
Pero como no hay mal que dure, el local se fue apagando en su ímpetu y el Pirata se reacomodó en el terreno para aguantar, nada de andar pensando en un ataque o jugar cerca del arco de Pocrnjic. Así fue que las dos líneas de cuatro se juntaron para hacerse fuerte frente al área de Acosta y dejaron que el reloj corriera hasta que se diluyó el parcial.
Argañaraz, el juez del encuentro, se transformó en un invitado especial a la noche, porque empezó a dejar jugar y se fue comiendo falta de un lado y del otro, lo que ayudó a que los locales se pusieran un poco nerviosos y que las divididas cayeran más del lado del visitante.
Una “chilena” de Leal que pasó junto al travesaño, un montón de centros cruzados que hicieron paralizar los corazones cordobeses y exaltar el de los rosarinos, fueron lo que mostró el equipo de Llop. En el Pirata, una falla de Bianchi lo dejó a Figueroa con una pelota de frente al arco que el grandote tiró por arriba en la única oportunidad de patear con la que contó la “B”.
Jugó mal Belgrano en el arranque del partido y después se acomodó. Jugó poco en ataque en el primer tiempo y eso obedeció a que la pelota estuvo muchísimo tiempo en poder de los rosarinos y cuando logró capturarla siempre la perdió con demasiada rapidez.
En el segundo, la cosa cambió porque el local falló en todo, en el manejo el traslado y lo que fuera.
Belgrano se paró mejor, se ordenó como para no perderlo y de a poco estuvo en un par de chances de frente al arco.
No fue un buen partido del equipo de Lavallén, sí fue un muy buen resultado, uno de esos que alimentan el alma y el corazón, más que la idea futbolera.
Porque desperdició muchos balones, tuvo dificultades para manejar la pelota y de tres tiros libre de frente al arco, nunca logró sacar rédito, más allá de que el rebote le favoreciera a Amoroso en la jugada del final.
Belgrano volvió a ganar y eso es una gran noticia por Alberdi. Deberá mejorar, pero lo cierto es que desde el triunfo se hace mucho más sencillo.