Mundo D

La historia del “Messi egipcio”

Ese rótulo le pesó y le ayudó a Mohamed Salah en el inicio de su carrera, que hoy está en esplendor con su gol clave para ir al Mundial. Tiene números para el asombro.

- Sebastián Roggero sroggero@lavozdelin­terior.com.ar

Le queda grande lo del “Messi de Egipto”. Y a la vez le queda chico ese rótulo que brota para perseguir a cualquier talento zurdo que explota en el mundo del fútbol. Es que es un jugador con nombre propio, con personalid­ad auténtica, que está reformulan­do las rotulacion­es de los expertos. Es Mohamed Salah, el “10” de Egipto, el que hizo el gol que llevó al selecciona­do dirigido por el director técnico argentino Héctor Cúper a un Mundial después de 26 años.

Es Salah, el tremendo delantero del Liverpool, con 14 goles en 18 partidos vestido de rojo. Un zurdo que se inició como lateral y hoy es un extremo ofensivo que pulveriza rivales con potencia y gambeta en iguales dosis.

Tiene 25 años y su barba tupida le pone un par de años más a la apariencia. Pero las apariencia­s engañan en este muchacho que creció en una familia normal, ni pobre ni pudiente, en el pueblo de Nagrig, al norte de El Cairo. Que su nombre tenga impacto global desde hace poco tiempo no tapa que lleva ya varios años con éxito en el fútbol europeo. En esta entrega de la sección

¡Qué Jugador!, la historia de Salah, el hombre que ya es leyenda en su país y eso que no aún no jugó en el lugar donde los futbolista­s se hacen mitos: el Mundial.

La pelotita

En su casa, su papá prefería que estudiara y se centrara en la religión musulmana, pero hay un punto de la historia familiar en la que los padres se rinden ante la evidencia: el pequeño Mohamed se tomaba cinco ómnibus para ir de Nagrig a El Cairo, donde entrenaba en el club Al-Mokawloon.

Por su zurda, lo pusieron de lateral por la izquierda. Por su talento y temperamen­to, terminó jugando de delantero o extremo. La rompió en inferiores y debutó en la primera en 2010, con 18 años.

A su primer gol lo hizo en diciembre de ese año, en el 1-1 ante el equipo de la liga local Al Ahly. Luego de dos temporadas en las que progresó, pasó la tragedia que le abrió el camino a Europa.

En marzo de 2012 hubo 74 muertos luego de los incidentes en el partido entre Al-Ahly y Al Masry, en lo que fue una masacre por la agresión de hinchas que invadieron el campo de juego antes del final del partido. Eso acto vandálico, más la represión policial, armaron un combo letal que conmovió a todos en la Fifa.

En la sede del ente, en Zurich, Suiza, está el club Basel, que organizó un partido a beneficio con un selecciona­do Sub 23 de Egipto. Estaba ahí Salah aunque hacía banco. Entró en el segundo tiempo y marcó los dos goles con los que su equipo venció a los anfitrione­s.

Basilea, claro, le pidió una prueba y la prueba fue positiva. Salah daba el salto. Ese mismo 2012 debutó e inició una campaña de dos temporadas en las que marcó nueve goles en 41 partidos. Fue campeón de la Superliga local y despertó la atención de una liga más fuerte: la de Inglaterra. Chelsea lo compró.

Eran los tiempos de José Mourinho y eran tiempos en los que hacerse un lugar era difícil. Jugó poco (dos goles en 13 partidos de 2014 a 2015) y dejó la sospecha de no ser tan bueno como se decía, de quedar encerrado en el prejuicio de que vino desde un Egipto que no es potencia futbolera. A Salah le quedó la espina, una que podrá sacarse hoy (ver aparte).

Luego llegó a Fiorentina, donde le fue muy bien (6 goles en 16 partidos). Tanto que Roma lo contrató para las próximas dos campañas, en las que fue clave en el equipo que peleó la Serie A con de la poderosa Juventus de Dybala e Higuaín. Se apuntó 29 goles en 65 presentaci­ones. Y en junio de este año, mientras crecía su leyenda con su selecciona­do, mientras llevaba a la Copa del Mundo a sus compañeros, Liverpool rompió el chanchito y le dio una nueva chance en la competitiv­a Premier League. Tiene más goles que Luis Suárez en la misma cantidad de partidos cuando arrancó su ciclo el uruguayo. Salah, obvio, ya es figurita repetida en los noticieros deportivos. Su nivel hipnotiza.

Hasta Real Madrid ya lo tiene en lista para el año que viene, pero qué dicen en Inglaterra. Andy Murray, periodista de la revista Four Four Two, le dio sus impresione­s a Mundo D. –¿Es Salah ya una estrella?

–Todavía no, pero él está llegando a ese estado. Con Sadio Mane lesionado en los primeros partidos de la temporada, Salah tuvo que intervenir y le ganó su lugar. Probableme­nte haya sido la principal amenaza atacante del Liverpool en el inicio de la temporada. El hecho de que Liverpool sea tan inconsiste­nte a la defensiva significa que mucho se ha centrado en el ataque y por eso se viene destacando Salah. Otros hinchas se acuerdan de que no le fue muy bien en Chelsea y lo siguen mirando de reojo, como esperando para dar el veredicto sobre el rendimient­o de Salah. Se están reservando el juicio por un tiempo.

–¿El hincha le ve perfil de ídolo por mucho tiempo?

–Es difícil de decir, y ciertament­e no hablo en nombre de todos los fanáticos del Liverpool, pero parecen bastante conformes con él, aunque esperando para ser definitivo­s. Sí le dio un gran ritmo al ataque del equipo. Con demasiada frecuencia, en la temporada pasada, la creación del ataque era unidimensi­onal y dependía de Mane para proporcion­ar la velocidad. Con Salah, los fanáticos están felices de tener algo más que Mane para ofrecer una amenaza detrás. Y quieren la Premier.

–Como jugador egipcio, ¿tiene un estilo excéntrico ?

–No diría que es excéntrico porque es egipcio, ese es sólo su estilo general. Es un extremo que intenta compromete­r a los defensores para crear posibilida­des tanto para él como para sus compañeros de equipo. A veces esto significa que pierde la pelota, pero eso es solo el efecto de ser un extremo en la Premier. Algunas veces harás eso. Salah es un nombre propio y está haciendo mucho ruido.

Como dice Murray, lo de Salah está siendo tan grande en Inglaterra que evidenteme­nte le queda chico “lo del Messi de Egipto”. Y habrá que elogiarlo por su nombre: Mohamed Salah. Tiene por delante el Mundial, algo con lo que soñaba cada vez que se subía a esos cinco ómnibus, la representa­ción de su sacrificio para profesar su religión: la del fútbol, donde los sueños se hacen realidad.

CON SALAH, LOS FANÁTICOS DE LIVERPOOL ESTÁN FELICES PORQUE EL ATAQUE TIENE MÁS OPCIONES. Y ESTÁ HACIENDO GOLES. Andy Murray, periodista inglés de la revista “Four Four Two”

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Cantalo, cantalo. Salah y un festejo suyo en Anfield Road, donde brilla.

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