El Miguel Sancho fue una caldera
“La espera se terminó. Racing vuelve”. La voz de Juan Pablo Rezzónico se escuchaba por los parlantes del Miguel Sancho mientras la gente ingresaba despacito al estadio. Barrio Nueva Italia vivió ayer un sábado distinto, con sabor a nostalgia. A tardes que se veían en fotos de los maravillosos años pasados.
Sin importar los más de 40 grados, los hinchas estuvieron con Racing en un momento especial. El momento que tanto buscó este club tan golpeado, que anhela recuperar su mejor color.
Estuvieron los que se bancaron las peores en estos años de tristezas constantes. Para ellos fundamentalmente es este instante. Disfrútenlo. Porque si Racing quiere ponerse de pie es porque ustedes no se fueron nunca.
Pero también volvieron los que habían decidido seguir a la Academia de lejos. Los viejos que ya habían sufrido mucho.
Todos ellos anoche ahí estaban. Abuelos, hijos, nietos, padres, primos. Hasta “el Pato” Gasparini estaba entrando entre la multitud. Él, que fue el que dibujó las grandes tardes de este club con su pincel, también cree.
El Miguel Sancho se vistió como en sus mejores noches para acompañar a un plantel que quiere romper el maleficio y el apoyo fue constante.
Unas 11 mil personas le pusieron un clima tremendo a una final tan ansiada y que se jugó como se juegan las finales: sufriendo.
“No pude dormir anoche. Ya no me quedan puchos ni uñas. Pero esta gente necesitaba volver a sentir esto”, contaba Alexis, un hincha que estaba junto a su hijo pequeño ya también de Racing con su correspondiente camiseta.
En Nueva Italia anoche subió la temperatura más que en ningún lugar de Córdoba. Fue una caldera para empujar a estos pibes que quieren quedar en la memoria como los jugadores que hicieron volver a la Academia.
Ya lo dijo Rezzónico, que anoche sustentó el sueño de todos con un gol que agranda la ilusión... Racing quiere volver. Su gente estuvo y no lo va a abandonar.