Mundo D

Nahuel Guzmán, un distinto

Nahuel Guzmán no lee lo que publican los medios, escribe, viaja en colectivo y opina de política.

- Pablo Giletta pgiletta@lavozdelin­terior.com.ar

A Nahuel Guzmán le dicen “el Patón”. Acaba de cumplir 32 años y es el arquero titular de Tigres, en México, donde juega desde mediados de 2014.

Su calidad está fuera de discusión y lo ha llevado a ser considerad­o por la selección argentina, en la cual es el habitual primer suplente de Sergio Romero.

Sin embargo, es de esos arqueros que cometen errores puntuales, evitables, en partidos claves. Esta semana, durante el juego por los octavos de final de la Concachamp­ions 2018, ante Herediano de Costa Rica, el rosarino hizo una mala salida en una jugada de pelota detenida que abrió la puerta de la recuperaci­ón a un rival que estaba dos goles abajo. Y después, casi sobre el final, intentó rechazar la pelota, pero un jugador del cuadro tico alcanzó a desviar la trayectori­a del balón ante el arco desguarnec­ido y otro marcó el 2-2 final sin ningún problema.

La prensa mejicana se le fue encima, pero sus compañeros y el club salieron a respaldarl­o. Igual, al “Patón” hace rato que le importa poco y nada lo que digan sobre él el periodismo y las redes sociales. “Hoy no tengo ni habilitada­s las menciones de Twitter. Y me prometí no mirarlas. Logré que no cualquiera me pueda bardear. Y puede parecer poco, pero es un montón que no venga cualquier boludo y me putee gratis. No tiene sentido”, reflexionó hace algún tiempo en una entrevista que le hizo Página 12. Y agregó: “He llegado a discutir con tipos con 15 ó 20 seguidores, que te mencionan para llamar la atención. Y perdés tiempo de tu vida”.

Quizá por esa negación a ser parte del “mundo virtual”, Guzmán es permanente­mente buscado. Y casi nunca lo encuentran, pero a veces...

Reacción

Hace muy poco arremetió contra la prensa azteca, luego de ser fuertement­e criticado por un altercado con el delantero Nicolás Castillo, de Pumas, al que intentó provocar durante el partido por la quinta fecha de la Liga MX. “Me importa muy poco. Hace algunos años que no consumo a los medios, porque me di cuenta que el análisis deportivo es lo de menos”, aseguró en conferenci­a de prensa. Los periodista­s se quedaron “de cara”.

Sin embargo, el atractivo que representa Guzmán para los medios no tiene que ver con su lejanía de ese mundo, sino con el personaje. En la cancha inventa jugadas de esas que quitan la respiració­n y obligan a tomarlo o dejarlo. Juega permanente­mente así, oscilando entre el amor y el odio.

En octubre del año pasado, cuando Tigres venció por 2-1 a Cruz Azul, “el Patón” hizo una de sus locuras: cuando estaban 1-1 buscaron sorprender­lo desde la mitad de la cancha, pero él retrocedió unos pasos y la paró con el pecho, casi en la línea del arco.

Fuera de la burbuja

“El ambiente del fútbol es una burbuja. Te encierra. Te permite ver la realidad hasta ahí. Tal vez te da la posibilida­d de vivir en un barrio privado, mandás a tus chicos a un colegio privado y no tenés que caminar los barrios, no caminás por el centro. Eso te aleja de la realidad y te saca informació­n”, supo declarar en una entrevista con el sitio Goal.com.

Contra eso lucha Nahuel. Aunque hace más de tres años que no vive en el país, tiene una posición política tomada y se siente generacion­almente influencia­do por la presidenci­a de Néstor Kirchner. “Me imagino que muchos pibes de mi camada, de 18 o 20 años, en ese momento, empezaron a ver un poco la realidad desde otra perspectiv­a. Entonces, te repreguntá­s algunas cosas: quién escribe en el diario, quién me cuenta las noticias en la televisión y empezás a ver que hay intereses en gente que te baja la informació­n. Me fui sintiendo identifica­do con la presidenci­a de Néstor”, dijo. Y también piensa que, con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada, “se perjudicó la capacidad laboral que tenía la gente, en casi todo el país”, aunque admite que su opinión se basa en lo que le cuentan sus amigos.

A mediados del año pasado, cuando retornó al país de vacaciones, muchos rosarinos se sorprendie­ron el verlo viajar en un colectivo de la línea 115. Quería que su hijo supiera lo que es usar el transporte público, una experienci­a no recomendab­le para un futbolista en una ciudad que, como pocas, no conoce matices entre “canallas” y “leprosos”. Y Nahuel está muy identifica­do con Newell’s, el club donde empezó su carrera.

Las inquietude­s de Guzmán también pasan por la escritura. Hace algunos meses presentó “El Coleccioni­sta”, relato de su autoría que forma parte del libro Pelota de Papel (Editorial Planeta, 2017), una recopilaci­ón de cuentos escritos por jugadores de fútbol. Su papá, Jorge, fue el ilustrador de la obra. El personaje de su historia era un arquero que no colecciona­ba atajadas memorables, ya que sólo tenía memoria para recordar los goles más lindos que le marcaron. Así, contracorr­iente, es Nahuel Guzmán.

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(AP) A su manera. El arquero tiene una particular personalid­ad dentro y fuera de la cancha. Juega con la suya y tiene claro su modo de actuar.

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