“Que de la mano, de Frank Kudelka... todos la vuelta vamos a dar...”
Eso cantaron anoche los hinchas de Talleres, que se ilusionan con algo más que una clasificación a una copa. La “T” venció 1-0 a Defensa y quedó a cinco del líder Boca.
S i hay un tipo optimista en el Mundo Talleres, ese es Juan Ramírez. Esa sonrisa que mostró al convertir ese golazo contra Defensa y Justicia que determinó la victoria albiazul por 1-0, no la perdió nunca. Ni siquiera cuando le mostraron la placa albiazul en el que lo saludaban por los servicios prestados ante de iniciarse esta Superliga, el volante dejó de sonreír. Por eso, “Juancito” también cantó el “che bostero, che bostero; qué amargado se te ve... cada vez nos falta menos para volvernos a ver” que ensayaron las 35 mil personas que asistieron al Kempes y sueñan con una victoria ante el líder, el domingo 1 de abril.
Porque Ramírez estuvo ido en serio. Fue por algunas horas, hasta que alguien dijo que podía ser útil, que había que pensarlo dos veces, porque las prioridades no llegaban. Porque los pibes eran muy pibes y quizás, el volante de los grandes dientes blancos podría tener una segunda oportunidad.
No fue fácil para “Juancito” porque debió acostumbrarse a jugar como un volante interior. Tenía que hacer olvidar a Leonardo Gil, quien se había ido a Central y, luego, tras el receso, para tratar de ser como Emanuel Reynoso, vendido a Boca. ¿Podría? Se tomó su tiempo, pero, mientras tanto, el torneo lo seguía llamando. Existía la esperanza de que fuera aquel volante indomable que le había convertido esos dos golazos a River, de esos que van a quedar como legado de este Talleres que tiene el ADN del pase en la sangre.
Y Ramírez renació, hasta convertirse en el goleador del equipo en el torneo junto a Junior Arias con cinco tantos. ¿Qué tal? De la nada a la gloria.
Se despertó justamente contra Argentinos, su exclub, el que lo vio nacer; siguió ante Atlético Tucumán y prosiguió anoche ante Defensa y Justicia. Cuando nadie lo esperaba, el volante blanqueó los dientes y perforó las redes rivales. Dio la talla cuando Talleres pasaba a convertirse en un equipo que casi no tenía pausa, que debía tocar en velocidad hasta llegar a ser el perseguidor de Boca y mantenerse en zona de clasificación a copas. Para volver a ser internacional después de 17 años.
Con ese acierto, Talleres ganó un partido en el que no cumplió todos los objetivos de juego. Corrió más de lo que jugó, pero festejó porque pudo mantener la ventaja.
Fue una noche en la que el Mundo Talleres premió a muchos de los corto por el esfuerzo y a los de largo. La gente cantó el “que de la mano de Frank Kudelka... todos la vuelta vamos a dar...”. Los hinchas viven el momento y también se pronunciaron por uno de los tipos más queridos de este proceso.
El contrato del DT vence con el fin de la presente Superliga y su trabajo ha interesado no sólo en el mercado nacional sino también en Sudamérica. Para la directiva no es un tema de agenda, por ahora, ya que las negociaciones para las renovaciones anteriores se dieron con la finalización de cada torneo. Es más, creen que el final será feliz, como desde que se armó la sociedad Fassi-Kudelka en diciembre de 2014, a pocos días del primer acto eleccionario tras la quiebra.
El DT se ha mantenido en silencio, pero, desde su entorno se asegura que la negociación no será tan sencilla. Sobre todo en el punto de que la directiva no hace contratos mayores a un año. El mantenimiento de la dupla albiazul más mentada ya comenzó a vivirse sobre todo con la versión de medios mexicanos que indicaba que Pachuca lo tendría en agenda para relevar a Diego Alonso, lo que fue desmentido por Fassi.
Como fuera, ayer Talleres festejó. Se viven momentos de ilusión. Son las noches de Juan Ramírez.
ES UNA ALEGRÍA BÁRBARA. LO DE KOMAR DECÍAN QUE NO ERA NADA, PERO LE ROMPIERON LA CARA. Guido Herrera Arquero de Talleres
UN TRIUNFO FUNDAMENTAL PORQUE SEGUIMOS SUMANDO DE A TRES Y MÁS ANTES DEL PARTIDO CON BOCA. Carlos Quintana Defensor de Talleres