Música para la Gloria
Instituto le ganó 1-0 a Chicago con gol de Tévez y se metió en el reducido. Jugó en el Kempes porque hoy en su estadio se presenta Phil Collins.
Si la Iglesia Católica recibe un mensaje en estos días desde Alta Córdoba no se sorprenda. Será un sobre lacrado enviado por algún hincha de Instituto pidiendo que sigan todos los pasos para determinar que, el domingo 18 de marzo de 2018, ocurrió un milagro en el estadio Mario Alberto Kempes.
Y esas pruebas están a la vista de todos y han ocurrido en cuatro de los últimos cinco partidos que ha ganado el equipo que conduce Darío Franco.
Ayer, cuando ya el cotejo (soporífero, mal jugado, fiero) contra Nueva Chicago por la fecha 19 de la Primera B Nacional 2017/18 se moría, sucedió otra vez.
Un rebote tras el centro mil (en el minuto 45 del segundo tiempo) miró a los ojos de Mauricio Tévez, y el morocho delantero que llegó desde Newell’s y que no había pegado una desde su arribo a Alta Córdoba, decidió darle con fe y con bronca. Leandro Requena, el arquero de Chicago, lo ayudó con una floja respuesta y fue la explosión. Las 15 mil personas que se llegaron al Kempes estuvieron en presencia de un milagro. Futbolero, pero milagro al fin.
Instituto le ganó 1-0 al equipo de Mataderos en un cotejo donde Lucas Hoyos, su arquero, fue la gran figura. Sin sobrarle nada.
Y, así, logró meterse en la zona de reducido y empieza a dejar atrás esa palabra que nadie quiere nombrar y que suele aparecer en forma de fantasma llamado “descenso”. Este Tévez apareció al final
“La verdad, lo ganamos de pedo. En el final, le dije al arquero de Chicago que le tendría que regalar mi camiseta, porque al gol lo hicimos entre los dos. Fue un desahogo muy grande. Jugamos mal, es cierto. Pero había que ganar y lo hicimos. Por suerte entró ese tiro del final”, contó Tévez, que hizo su primer gol y lo gritó con locura.
“Fue especial este primer gol en Instituto, sobre todo porque estaban mi señora y mi hijo Francesco en la tribuna. Tiene apenas cinco meses y este es el primer gol que le puedo dedicar. Justo sirvió para ganar y fue el primero mío acá. Lo disfruté muchísimo”, agregó el rosarino, que llegó a préstamo hasta el final del campeonato.
“Sabemos que no estamos jugando bien. Somos conscientes de eso. Pero los rivales no son mucho más que nosotros. Son tres puntos de oro y me alegro especialmente por Lucas (Hoyos), que tapó pelotas muy importantes. Es un arquerazo y este partido lo ganó él”, dijo “Nacho” Antonio, otro de los puntos altos ayer, con su despliegue y corazón. Eso fue Instituto: poco fútbol, enjundia, Hoyos y tirar un pelotazo en busca del milagro. “Hay que ser sincero, con esto por ahora nos está alcanzando. Sabemos que no jugamos bien. Pero son puntos muy valiosos”, diría Franco, que se desató con el pitazo del juez Gerardo Méndez.
Los hinchas de la Gloria ya lo saben. Nunca hay que dejar de creer en Instituto. Porque tiene esta capacidad: cuando menos lo esperás, te regala un milagro.